Cuentan los pastores que a Toledano ya se le veían maneras desde que lo desencajonaron en el Gas. Iba de chulico explicando al resto de la torada lo que recordaba de su presencia en estos mismos corrales el año anterior: horarios de comidas, cantidad de curiosos al otro lado de los sucios cristales del chiquero, ruido de los fuegos artificiales todos los días al oscurecer...
Es una historia que me recuerda a la del repetidor del colegio que te caía en clase al empezar el curso en septiembre. Un chaval con sombra grisácea en la cara y el bigote, que fumaba, escupía y decía tacos. Vamos, el líder perfecto para una cuadrilla de pipiolos que aparecíamos con libros y cuadernos que olían a nuevo y un bolígrafo Inoxcrom recién comprado. Lo que se conoce como el puto amo. Pues Toledano, igual. Él se lo sabe todo y se encarga de decir a los demás qué hacer y cuándo hacerlo.
Aseguran los pastores que, aprovechando la calma y quietud de la noche le oían hablar con sus hermanos. "Estuve el pasado julio, pero al final, no sé por qué, me acabaron apartando, me metieron de nuevo al camión y vuelta al valle del Tiétar, allí en Ávila. Quiero pensar que no me separaron porque mi nombre no empezaba por C. Se llevaron a Cumplidor Casillero, Camorristo, Chupetero, Cartonero y Consejero y desde entonces no los hemos vuelto a ver. Nadie sabe nada de ellos. Este año vuelvo para ver si alguien me da razón de ellos"
El resto de los toros le miraban ojipláticos porque siempre suelta cosas que los demás ignoramos -como el repetidor del cole con aquellas frases míticas de "el de lengua es un perro que pone tarea todos los días" o "no os equivoqueis con el de mates, que parece muy majo y luego no hay manera de aprobar"-.
También dicen los pastores que le oían sus conversaciones con los cabestros. "tener cuidado, casi antes de que amanezca, os van a hacer correr como alma que lleva el diablo. Os vais a encontrar a una cantidad de gente que entra y sale constantemente delante de vuestra cara, os restregarán un periódico por el hocico y como no hagáis toda la carrera con nosotros, los pastores os van a deslomar a base de varazos en las costillas. Procurar pegaros a nosotros, ir lo más rápido posible, pasamos el mal trago con celeridad y luego nos dejan descansar"
Toledano, que es perro viejo siempre sabe dar las órdenes oportunas "mirar, lo mejor es que vayamos todos juntos, intentar no separaros, pero si os tocan mucho las narices, mostraros agresivos, amenazar con los pitones para marcar las distancias y, si hace falta y sólo como último recurso, llevaros a quien sea a base de cornadas".
Luego pasa como con el repetidor colegial; se le dice a todo que sí, pero únicamente se le hace caso a medias. Los Escolares arrearon desde el principio, fueron más o menos con los cabestros, amagaron con sus extraordinarias cornamentas a la multitud que se les acercaba demasiado y en apenas dos minutos y diecisiete segundos pasaron el mal trago del encierro dejando tras de sí una carrera violenta, con mucho picante y complicadas situaciones de riesgo.
El final, es una historia más vieja que el hilo negro o la calcopirita: del repetidor hace años que te has olvidado y a Toledano y sus hermanos nos lo comeremos estofado en los próximos quince días.
