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Verdad

VerdadJavier Bergasa

Cristina Ibarrola demuestra ser una fina politóloga: “El principio de la democracia es decir la verdad”. La presidenta de UPN, efímera alcaldesa de Pamplona y enquistada en el primer puesto de la futura lista municipal, utiliza ese preámbulo como una advertencia directa: “Cuando el PSN se lo aplique, nos encontrará”. Si no, la fregona de la hostilidad.

Por extensión, Ibarrola viene a reconocer que no existe democracia en España. El principio de vulneración de la verdad es consuetudinario a la política. Faltar a la verdad es herramienta habitual en la estrategia del político.En compromisos anunciados, declaraciones cotidianas y triquiñuelas negociadoras. Eso en la pulsión ordinaria. El tapete de mus. Las verdades importantes, de calado trascendental, se esconden bajo la losa de las mordazas legales y de los intocables secretos oficiales. El Estado esconde sus vergüenzas, sus miserias. Con la complicidad de todo el arco parlamentario y de otros poderes. No hay transparencia que valga.

Ahora se ha abierto la veda sobre el rey Juan Carlos. Su fogosidad sexual y su vida amorosa: lo conocido y callado. Lo importante, todavía un secreto: origen, cantidad y paradero de su fortuna económica, y su papel en el 23-F, una incógnita 43 años después.

Y otra vez, ETA a la palestra. Por el trámite parlamentario para una adecuación normativa a la Unión Europea en materia de antecedentes penales. Afecta a la contabilidad del cumplimiento de penas en España. Votaron 346 de los 350 diputados (18-09-24). Todos a favor, incluida la enmienda que permite conmutar los años de cárcel en otros países. La derecha española, excitada por su “error injustificable”. Manifestación extrema de incompetencia y desidia de diputados y asesores. O de malicia. También del veterano, bregado y combativo Alberto Catalán, diputado por UPN. Se disculpó sobrecogido. De ese episodio, nada en la cuenta de X de Ibarrola. Ni reproche ni adopción de medidas. Verdad silenciada.