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Editorial

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Libre comercio frente a proteccionismo

El acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y Mercosur, que afecta a una zona que engloba a 700 millones de personas, responde al desafío que suponen las políticas económicas de China y EEUU

Libre comercio frente a proteccionismoSOFÍA TORRES

EL acuerdo de libre comercio alcanzado entre la Unión Europea y los países de Mercosur –Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay– supone la creación de la mayor zona de intercambio mercantil del mundo, en la que viven en total cerca de 700 millones de personas. La trascendencia del pacto alcanzado el viernes en Montevideo entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y los presidentes de los países que integran Mercosur es innegable.

No en vano han transcurrido 25 años de negociaciones para lograr las condiciones que pudieran ser aceptables para ambas partes. El acuerdo se produce en un momento clave pero de alta inestabilidad política, social y económica, en el que ha pesado sobremanera la coyuntura en la que la poderosa China ha expandido sus tentáculos económicos y comerciales tanto en Europa como en Latinoamérica y el temor a que la segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos instaure una nueva política extremadamente proteccionista.

La construcción de un tercer polo al peligroso pulso USA-China en el que se establezcan mecanismos de comercio justo y seguro en todos los aspectos –sanitario y de calidad en origen de los productos, de condiciones laborales, etc.– era y es una obligación para los países que se verán duramente perjudicados por esas políticas. Todo ello, sin perder de vista la necesidad de compaginar estas condiciones de libre comercio a gran escala con la necesaria sostenibilidad de las propias industrias y del sector primario autóctonos. A este respecto, no tendría sentido crear una nueva dependencia externa de suministros cuando Europa aún no ha resuelto el gran desafío que tiene encima de la mesa en materia agrícola, energética y tecnológica.

El rechazo de varios países europeos –en especial Francia, a la que el acuerdo le ha pillado por sorpresa en plena crisis política y sin gobierno y que lo ha calificado de “traición” y “puñalada por la espalda” de Von der Leyen–, de gran parte del sector agrícola y de grupos ecologistas y de izquierda anticipa una dura batalla en el seno de la UE y también internamente en los Estados miembro para su ratificación. En cualquier caso, a este histórico pacto de libre comercio, que tendrá una gran trascendencia económica también para la ciudadanía europea, le queda un largo e incierto recorrido.