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Con acento europeo

Jesús González Mateos

Así fue el 2024: la UE se derechiza y espera a Trump

Así fue el 2024: la UE se derechiza y espera a TrumpCRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH

Es evidente que el 2024 vino marcado en la UE por la celebración de las elecciones europeas de junio. Su resultado ha tenido consecuencias claras en los equilibrios institucionales y en las propias capitales europeas como París y Berlín, donde la inestabilidad política se ha instalado a raíz de dichos comicios. El incremento del voto a las opciones de extrema derecha marcó la noche electoral europea, pero también lo ha venido haciendo en la composición de muchos gobiernos europeos cuyos países han pasado por las urnas. Europa ha girado políticamente a la derecha, con los populares como opción más votada, pero además, a su derecha han emergido tres grupos políticos ultras que se oponen radicalmente al proyecto común europeo, tal y como hoy lo concebimos. Mientras, al otro lado del Atlántico, vuelve Trump a la Casa Blanca, con su populismo a cuestas y toda la gama de medidas proteccionistas que anuncia para “hacer de nuevo grande a América” y que amenazan la relación con Europa.

MIGRACIÓN, CABALLO DE BATALLA

El 2024 ha sido un año crucial para la UE, marcado por desafíos en la gestión de la migración, avances en regulación tecnológica, tensiones geopolíticas y esfuerzos renovados para reforzar su soberanía y liderazgo global. Bajo la presidencia portuguesa del Consejo de la UE, liderada por António Costa, los Estados miembros trabajaron en una agenda que ha buscado consolidar la integración y prepararse para un entorno global cada vez más complejo. Sin embargo, la segunda mitad del año, bajo la presidencia de turno del húngaro Víktor Orbán, la agenda se vio alterada. Uno de los temas más controvertidos ha sido la política migratoria. El aumento de flujos migratorios y la presión en las fronteras llevaron a propuestas divisivas, como la creación de centros de deportación en terceros países mientras se procesan las solicitudes de asilo. Esta iniciativa, promovida por sectores conservadores, ha tenido duras críticas de organizaciones humanitarias y países miembros, argumentando que vulnera derechos fundamentales y podría replicar errores del pasado.

MÁS DE MIL DÍAS DE GUERRA

En el ámbito de las relaciones internacionales, la guerra en Ucrania ha mantenido a la UE como un actor clave. Durante todo el año, la Unión ha reforzado sanciones contra Rusia y ha canalizado apoyo económico y técnico para la reconstrucción energética de Ucrania. Paralelamente, se ha implicado en crisis emergentes en Oriente Medio, incluyendo los conflictos en Gaza, Siria y Líbano, donde busca jugar un papel estabilizador frente a las tensiones globales. Respecto a la situación económica, los datos macro ha mostrado signos de recuperación, aunque con matices. Si bien el desempleo alcanzó niveles históricamente bajos y la tasa de empleo se mantuvo alta, los salarios reales siguen sin recuperar el poder adquisitivo perdido tras la pandemia de Covid-19. Según informes recientes, esta situación podría prolongarse hasta 2026, particularmente en países como España, donde el paro sigue siendo el más alto de la región y el riesgo de pobreza aumenta. La inflación, impulsada por los conflictos internacionales, ha sido un factor que ralentiza esta recuperación económica.

LA PIONERA LEY DE LA IA

Otro hito importante ha sido el avance en la regulación de tecnologías emergentes. La Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) ha comenzado a implementar certificaciones de sistemas de IA, alineándose con el Reglamento de Inteligencia Artificial de la UE. Este marco normativo, pionero a nivel mundial, busca garantizar el uso ético y seguro de la IA, clasificando sus aplicaciones según el nivel de riesgo. Sin embargo, esta regulación también ha suscitado temores de fuga de talento hacia mercados con reglas menos estrictas. El año concluye con la presentación de las prioridades de la UE para el periodo 2024/29. Entre los objetivos establecidos se encuentran el fortalecimiento de la soberanía europea, la consolidación de una economía competitiva, la transición hacia un modelo más verde y digital, y la preparación para una posible ampliación con la inclusión de países como Ucrania y los Balcanes Occidentales. En un panorama global marcado por la incertidumbre, la UE trata de sobrevivir, intentando demostrar su capacidad de adaptarse y responder a retos complejos. El tiempo nos dirá si podemos lograrlo.