Se han acabado otras Navidades y, quién me ha visto y quién me ve, sigo echando en falta Navipark. ¿Recuerdan ustedes, madres y padres, Navipark? Yo sí, de hecho lo recuerdo con mucho cariño. No solo por la cosa esta del tiempo que pasa, sino porque el sitio en cuestión era fantástico para los más pequeños y no tanto. Creo recordar que la última vez que funcionó fue en el invierno de 2019 a 2020 y que en 2021 fue lugar de peregrinación para la vacunación de funcionarios por el Covid. Dios mío, el Covid, cinco años como cinco soles.

El caso es que, dado nuestro clima –esos días pasados de nieblas en Pamplona había largas colas para entrar en el parque de autobuses antes de que abrieran–, un recinto cerrado y que ofrecía las atracciones que ofrecía Navipark era una oferta casi imbatible, al menos para un día y si me apuran dos, así que animo a instituciones y empresas a que se devanen los sesos buscando alternativas, puesto que las navidades muchas veces son un reto potente para los padres y, por qué no, para los críos.

Imagen de archivo de Navipark en Refena. Unai Beroiz

Por supuesto, hay oferta privada por ahí de actividades en lugares cerrados y muy bienvenida sea, pero eso no es óbice para echar de menos un recinto como el de Refena, que ofrecía muy diferentes entretenimientos, ocio y hasta hostelería para los más pequeños y sus acompañantes, al punto de convertirse en un lugar casi de peregrinación la mayoría de los días que permanecía abierto.

En unos años en los que cada vez se habla más de la importancia de alejar a los críos de pantallas y similares, contar en la ciudad con cuanta más oferta mejor en días en los que no tienen colegio y extraescolares siempre va a ser una cosa positiva. Esto no sé si entra en las competencias del Instituto Navarro de la Juventud o de quien, pero sea quien sea que le dé unas cuentas vueltas a de qué dispone esa franja de edad que va de los 5 a los 18 en fechas así.