En 1902, la poeta y novelista estadounidense Myrtle Reed publicó Lavender and Old Lace, obra que inspiraría al también estadounidense Josep Kesserling en la elaboración de una pieza teatral que en castellano se conocería como Arsénico por compasión y, ahora mismo, Hoja de Lata acaba de presentarla, formando parte de la colección Sensibles a las letras del sello de Xixón.
Tal clásico teatral se estrenó el 10 de enero de de 1941 y fue adaptada al 7º Arte por Fran Capra en 1944, razones más que interesantes para leer el texto de 1939: “TIEMPO: última hora de la tarde. Septiembre. LUGAR: el salón de la vieja casa de los Brewster en Brooklyn, Nueva York. Es tan victoriano como las dos hermanas, ABBY y MARTHA Brewster, que viven en la casa junto con su sobrino TEDDY”.
Es el inicio del ACTO I de Arsenic and Old Lace, obra ambientada en el citado salón a principios de la década de los 40 del pasado siglo:
- “ABBY. Sí, de veras, mi hermana Martha y yo llevamos toda la semana hablando de su sermón del domingo pasado. Fue realmente maravilloso, reverendo Harper... En apenas doa años se ha empapado usted del espíritu de Brookyn.
-HARPER. Sus palabras son muy gratficantes, señorita Brewster.
-ABBY. En fin, al vivir toda la vida aquí, junto a la iglesia, hemos visto ir y venir a muchos ministros del Señor. Siempre decimos que el espíritu de Brooklyn es el de la amistad, y sus sermones no son tanto sermones como charlas amistosas”.
Más tarde, en realidad, poco después, Arsénico por compasión conduce a lector y lectora a través de caminos propios de la naturaleza de una comedia muy negra y, al mismo tiempo, enternecedora. A su manera:
-“(TEDDY ha llegado al primer rellano de la escalera, donde se detiene y se desenvaina una espada imaginaria).
-TEDDY (Gritando.) ¡A la carga! (Sube corriendo las escaleras y sale por la puerta de los dormitorios en el voladizo. Los demás, no le prestan atención.)
-BROPHY. Bueno, ya está mejor. Un poco débil aún...
-ABBY. (Se dirige a la cocina.) Voy a darle un poco de consomé para que se lo lleve.
-BROPHY. ¡No se moleste, señorita Abby! Ya ha hecho mucho por ella”.
“MARTHA. (Desde la puerta.) Pero bueno, ¡qué estampa tan agradable! (Cierra la puerta.)
-BROPHY. (Se acerca a MARTHA.) Buenas tardes, señorita Brewster.
-MARTHA. ¿Cómo está, señor Brophy? Doctor Harper. Señor Klein.
-KLEIN. ¿Cómo está, señorita Brewster? Nos hemos pasado a por los juguetes para Navidad.
-MARTHA. ¡Ah, sí, el Ejército y la Armada de Teddy. Se han echado a perder. Está todo empaquetado. (Se vuelve hacia la escalera. BROPHY la detiene.)
-BROPHY. El coronel ha subido a por ello, pero al parecer tiene que aprobarlo el Gabinete.
-MARTHA. Sí, claro, espero que la señora Brophy se encuentre mejor”: la tensión crece y crece... en Arsénico por compasión.
TEATRO
ARSÉNICO POR COMPASIÓN
Autor: Joseph Kesselring.
Editorial: Hoja de Lata, 2025.
Páginas: 160.
La obra, ahora renacida según la traducción de Raquel García Rojas, es la oportunidad ideal para conocer la oferta teatral en una sociedad, la de los Estados Unidos de hace poco menos que un siglo, en la que Arsénico por compasión, lejos de alejarse de dicha realidad, complicada en verdad, muestra algunas de las características más originales de la misma, como el espíritu desesperado de las dos ancianas esenciales en el trabajo. Un trabajo, por cierto, estructurado en tres actos que no carece de personajes secundarios que contrastan con la barbarie que generan las ‘travesuras’ de las ancianas.
Teddy, Mortiner..., todos esos personajes supuestamente secundarios, son las última sorpresa de una tragicomedia feroz, repleta de diálogos hilarantes y decisiones personales que al lector le obligan a pensar si algún vecino... será igual de conflictivo. ¡Cuidado!:
-“(ABBY entra desde la cocina, con una tartera tapada.)
-“AABY. Ah, ya has vuelto, Martha. ¿Cómo estaba el señor Benitzky?
-MARTHA. Pues me temo que es bastante grave, querida. He coincidido allí con el médico. Va a amputar por la mañana.
-ABBY. (Con esperanza.) ¿Nos dejarán presenciar la operación?
-MARTHA. (Decepcionada.) No, se lo he preguntado, pero dice que va contra las normas del hospital. (Martha se acerca al aparador y deja encima la tartera que trae ella, ya vacía. Luego deja su capa y el sombrero sobre una mesita que hay a la izquierda.)