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Planetas

PlanetasEFE

Imagino que ustedes se quedarían el otro día como yo, entre alucinados y aterrados por esa retransmisión en vivo del abuso de patio de instituto que se producía en ese despacho ovalado, uno de los centros de poder del mundo. En muchos sentidos ese acto de fieras humanas desbocadas era más obsceno que las felaciones que obligaba practicar un anterior inquilino del mismo sitio a su becaria.

Las consecuencias serán en cualquier caso diferentes: al fin y al cabo este tipo tiene condenas por decenas de delitos de falsificación de documentos con los que encubrió la noticia de sus relaciones, el adalid de la familia y tan religioso, con una actriz porno. Lo escuché primero por la radio, mientras volvía de un estudio de televisión donde me habían preguntado por esa maravillosa y única alineación planetaria que se producía precisamente el viernes.

Realmente no es ninguna alineación especial, porque los planetas llevan miles de millones de años moviéndose en ese mismo plano de la eclíptica que vemos proyectado en la región zodiacal del cielo nocturno. Y además tampoco era nada especial ese día: conforme han pasado los días se ha juntado una preciosa luna creciente al espectáculo, aunque ya los medios de comunicación hayan dejado de mirar al cielo para centrarse en lo que sucede aquí abajo.

Por supuesto en las redes hubo quien acusaba al desfile de planetas visibles al comienzo de la noche de los agitados momentos de la política mundial. Esa tradición astrológica sigue anclada aunque nunca haya funcionado. No es la única, aunque da un poco de pena que mientras están trabajando activamente para acabar con el mundo que conocemos algunos piensen que es culpa de los planetas y no de nuestras malas decisiones como civilización. Al menos por no parar a tiempo al matón del barrio y permitirle hacerse con todo.