La descarbonización: ¿un empecinamiento excesivo?
El carbono es esencial para la vida y se intercambia en forma de CO₂ a través de procesos naturales, manteniendo el equilibrio de los ecosistemas y el clima. Sin embargo, la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles y la deforestación, ha aumentado las concentraciones de CO₂, contribuyendo al cambio climático y a fenómenos meteorológicos extremos.
Desde 1992, con el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París en 2015, se han implementado políticas para reducir las emisiones, pero no han sido suficientes. La descarbonización requiere de una transición a energías renovables, mejora de la eficiencia energética y adopción de tecnologías limpias, con la colaboración de todos los sectores.
Según el último Balance Energético de Navarra de 2023(*1), se han logrado avances en la reducción del consumo de combustibles fósiles. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, ya que el 77% de la energía primaria consumida en Navarra sigue proviniendo de fuentes fósiles. A pesar de esto, la generación de energía eléctrica de origen renovable ha superado nuevamente el 50%, alcanzando el 54,2%, lo que representa un incremento del 14% respecto a 2022, impulsado en parte por las instalaciones de autoconsumo.
En cuanto a la distribución del consumo energético por sectores en Navarra en 2023, el transporte representa el 39%, seguido por la industria con el 37%. El sector doméstico, comercio y servicios consume el 16%, mientras que la agricultura representa el 6% y las administraciones públicas el 2%.
Para reducir la generación de CO₂ es crucial adoptar medidas en todos estos sectores. Se están estableciendo directrices y estrategias a nivel europeo, nacional y regional para reducir y/o sustituir las actividades que producen emisiones de CO₂.
Las principales líneas de actuación definidas en las políticas de descarbonización incluyen la eficiencia energética, el fomento de las energías renovables, la electrificación basada en energías renovables, la movilidad sostenible, la edificación sostenible y el desarrollo de infraestructuras y tecnologías para la captura, almacenamiento y uso de carbono.
En cuanto a la eficiencia energética, se busca reducir el consumo de energía en todos los procesos mediante la sustitución tecnológica, mejoras estructurales y medidas organizativas y de gestión. Un ejemplo destacado es el éxito de aplicación del instrumento de Certificados de Ahorro Energético (CAE) que, en su primer año, a nivel estatal, han permitido más de 1.200 actuaciones de eficiencia energética, logrando un ahorro anual de 2 teravatios-hora (TWh) de energía final(*2).
El fomento de las energías renovables tiene como objetivo promover el cambio del modelo energético del país, integrando energías renovables en el mix energético en sustitución de fuentes fósiles: se espera que el 81% de la generación eléctrica en 2030 provenga de fuentes renovables(*3). Sin embargo, y a pesar de que son esenciales para reducir nuestra dependencia energética del exterior, las dificultades de disponibilidad de nuevos puntos de acceso tanto para consumo como para vertido en la red eléctrica, la saturación de la misma, los tiempos de tramitación, las restricciones administrativas, ambientales y la oposición social a la instalación de estas infraestructuras están ralentizando su despliegue, poniendo en riesgo el cumplimiento de los objetivos establecidos en el PNIEC, con impacto directo en el desarrollo del sector industrial.
La electrificación basada en energías renovables busca impulsar la electrificación de la economía mediante el desarrollo e integración de energías renovables como la solar y la eólica, así como gases renovables como biogás/biometano e hidrógeno verde. Se pretende alcanzar un 35% de electrificación de la economía española para 2030(*3), promoviendo el uso de electricidad en sectores como el transporte y la industria. No obstante, el coste y tiempo de desarrollo de las redes eléctricas necesarias son una barrera significativa.
Como bien es sabido, la movilidad sostenible promueve el uso de transporte público, bicicletas y vehículos eléctricos, aunque enfrenta barreras como la falta de infraestructuras y el alto precio. Por otro lado, la edificación sostenible busca eficiencia energética y el uso de energías renovables, pero en su progreso se enfrenta a altos costes de reformas y al desarrollo de bombas de calor adecuadas.
Finalmente, el desarrollo de infraestructuras y tecnologías para la captura, almacenamiento y uso de carbono es crucial para abarcar la descarbonización en todos los sectores industriales, especialmente en los de difícil abatimiento. Sin estas tecnologías, la descarbonización podría llegar a requerir en un futuro el cese de actividades industriales en algunos sectores.
La Comunidad Foral de Navarra ha trabajado activamente en fomentar la descarbonización de la sociedad, apostando por un fuerte desarrollo de las energías renovables. Esto incluye ayudas y medidas fiscales para promover instalaciones de autoconsumo, como fotovoltaicas, biomasa y aerotermia. Otro eje primordial ha sido la eficiencia energética, con importantes esfuerzos en programas para realización de auditorías energéticas, la adopción de tecnologías más eficientes y la gestión de la energía.
Más recientemente, el Gobierno de Navarra se ha enfocado en la descarbonización del sector industrial mediante la publicación de ayudas para la realización de planes de descarbonización y ayudas para la ejecución de acciones de descarbonización (con fecha de cierre el 3/04/2025), iniciadas por primera vez en 2024.
En la Asociación de la Industria de Navarra (AIN) tenemos mucha experiencia en la realización de auditorías energéticas, planes y estudios de viabilidad técnico-económicos para la implantación o sustitución de tecnologías. Además, brindamos apoyo a las empresas en su transición tecnológica, de modo que puedan contar con instalaciones más eficientes.
(*1) Balance Energético GOBIERNO DE NAVARRA, del Servicio de Transición Energética.
(*2) (MITERD feb/25) Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto demográfico.
(*3) PNIEC-Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030