El sistema mundial del ciclismo está montado con una categoría de equipos llamada UCI WorldTeam –con 18 escuadras, entre ellas una española, Movistar– y dos por debajo llamadas ProTeam –donde están las navarra Kern Pharma y Caja Rural, más Euskaltel y BH y 13 escuadras más– y Continental.
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En varias carreras del circuito principal pueden y de hecho compiten equipos de –por entendernos– 1ª y de 2ª y en otras son los organizadores los que invitan a 2, 3 o 4 de 2ª, mientras los de 1ª tienen siempre asegurada plaza. Es el caso de la Vuelta a España, que cada año invita a varios de estos equipos de 2ª a disputar la prueba española, el máximo escaparate posible para los 4 españoles de la categoría –Euskaltel, Caja Rural, Burgos BH y Kern Pharma–.
La organización –Unipublic, dependiente de Amaury, francesa, organizadora del Tour– va rotando entre los equipos españoles y a veces mete también a algún extranjero. El año pasado invitó a dos españoles –Euskaltel y Kern– y dos extranjeros, y este año ha metido a los otros dos españoles –Burgos y Caja Rural– y a 1 extranjero. No hay baremo ninguno deportivo más allá de la rotación de los nombres, algo que ya se sabe en el pelotón, pero que, este año, ha resultado especialmente doloroso para el Kern Pharma.
“Nos han dado una buena colleja"
Y es que el sistema se conocía, pero en 2024, en la Vuelta a España, el Kern Pharma se salió del mapa y logró 3 victorias de etapa, dos de Pablo Castrillo y una del navarro Urko Berrade, dejando en ridículo a muchos equipos World Tour que a veces se toman la prueba como un paseo por la geografía española. Que no exista un sistema de valoración deportivo que permita a los equipos de segunda intentar asegurarse en la carretera y no en los despachos un puesto al menos en la carrera grande de tu país es el sinsentido que hay que pelear internamente para que situaciones así, profundamente contra el espíritu competitivo, no se vuelvan a dar.