Sabido es que las redes sociales, de la misma manera que pueden resultar un lugar fantástico en el que encontrar información, entretenimiento y diversión, pueden ser una fosa séptica donde contemplar de primera mano a lo peor de la sociedad, al menos de boquilla. El turno estos días le ha tocado a la pareja del delantero inglés del Arsenal Declan Rice, autor de dos goles de falta ante el Real Madrid el martes en cuartos de final de la Champions. Rice, inglés, lleva con su pareja desde la escuela y como el físico de ella no es el habitual de las parejas de los multimillonarios futbolistas ha recibido toda clase de improperios y bromas de parte de miles de cuentas, la gran mayoría anónimas y la gran mayoría provenientes del entorno del Real Madrid, escocidos por la derrota por 3-0 ante los londinenses. No es la primera vez que Lauren Fryer sufre el acoso verbal en redes y comentarios, porque en Inglaterra ya lo había sufrido en varias ocasiones, las suficientes como para que su novio tuviera que salir –qué vergüenza tener que llegar a ese extremo– a declarar que era “el amor de mi vida”, como si el amor tuviera que ver con enamorarse de alguien con los dientes alineados, equis quilos, determinada silueta y 10 o 12 variables físicas idénticas. Que vivimos en el mundo de la imagen es evidente y desde todos los campos –cine, música, televisión, publicidad– se nos venden caras guapas y cuerpos casi perfectos, pero la vida real no es así, lo que lleva a muchísimos problemas de autoestima tanto en chicas como en chicos a edades muy tempranas y lo que lleva a que tengan lugar situaciones como estas, en las que unos cuantos parapetados tras su anonimato cargan contra una mujer que no se adapta a sus cánones. No tiene fácil solución, la verdad, puesto que es algo que se arrastra desde los años 60 y no ha parado de empeorar, ya que la imagen física manda cada década más.