La derecha y algunos de los tropecientos medios afines a la causa han llegado a pensar que tenían un filón con la filtración del intercambio de wasaps entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos. Alguno creyó que sería poco menos que un elemento desestabilizador del tablero político que incluso podría precipitar la convocatoria de elecciones. A quienes se les dispararon las expectativas convendría que se relajen. Su contenido nada tiene que ver con el célebre “Luis, sé fuerte” que Mariano Rajoy envió a Bárcenas en 2013, justo cuando se descubrió que su tesorero tenía 50 millones de euros en Suiza.

Entonces, tanto el presidente del PP como el que luego terminaría entre rejas eran plenamente conscientes de que estaban ante un delito. Por el contrario, los mensajes que se vienen publicando del presidente del Gobierno son poco más que casquería propicia para el cotilleo. Vienen a confirmar que Sánchez está hasta las narices de destacados miembros de su partido como García Page o Lambán, pero en absoluto contienen material para una instrucción judicial como la que precipitó la moción de censura contra Rajoy. Si todavía alguien alberga la posibilidad de ver publicado un “José Luis, sé fuerte”, que espere sentado.