Pocas, muy pocas veces he hecho artículos “por encargo” en esta sección, pero esta vez he tenido que acceder porque ha sido mi madre la que me ha dicho que tengo que escribir para dar las gracias a todo el personal de la sanidad pública navarra. El miércoles la operaron en la Virgen del Camino. Una pequeña intervención, nada grave, pero sí, cuando menos, inquietante si llevas 94 primaveras a las espaldas. Todo salió de maravilla gracias, en gran medida, a la amabilidad de las cirujanas, el personal de enfermería, celadores…. La verdad es que en nuestra familia no nos podemos quejar. Últimamente estamos dando bastante la lata con cosillas sin importancia, afortunadamente, y la atención es excelente.
Mis amigos se ríen de mí y nos llaman “los pacientes VIP” cuando les digo que la médica de cabecera y las enfermeras vienen a visitar a mi madre montones de veces y que nos envían citas para especialistas, intervenciones o revisiones cada dos por tres y con bastante celeridad. Imagino que habrá especialidades con más listas de espera que otras, pero la verdad es que si comparamos, en general, lo que tenemos aquí con lo que se oye de otras comunidades, es para felicitarse. Y lo mejor, como siempre, las personas. Todas y todos los profesionales que saben que están trabajando con seres humanos que, además, están en una situación muy vulnerable. Espero que las nuevas generaciones sigan teniendo esto tan claro. Y otra cosa que me alegró los oídos fue la cantidad de conversaciones en euskera que oí a lo largo de la mañana tanto entre el personal, como entre estos y los pacientes.
¡Gracias a todas y todos los que nos curáis el cuerpo y nos remendáis el alma!