Vine a Pamplona a estudiar en la Escuela Navarra de Teatro para cumplir mi sueño de ser actriz, me quedé porque la Escuela me dio la oportunidad de trabajar como profesora de juego dramático y más tarde comencé a trabajar como actriz en una pequeña compañía formada por grandes profesionales, a los que siempre estaré agradecida. Hace 11 años salí de la Escuela, me quedé definitivamente en Navarra y, desde entonces, trabajo dentro y fuera de la Comunidad, me he subido al escenario para representar Luces de Bohemia y me he embutido en un traje de alce para la CAN. Me siento afortunada de poder vivir de lo que me gusta, no pretendo vivir de las subvenciones, tan solo quiero que se considere lo que hago como lo que es, una profesión. Es muy triste ver cómo esta Comunidad va camino de convertirse en un desierto cultural, las compañías profesionales sin poder sobrevivir desde hace tiempo, el Teatro Gayarre sin gerencia, y ahora la ENT a punto de cerrar sus puertas. Pero es más triste e indignante todavía ver cómo manipulan la verdad, utilizan los números para hacer política y pretenden que creamos que la cultura es un lujo, del que se aprovechan unos pocos, y que no nos podemos permitir en estos tiempos de crisis. Por encima de todo esto queda lo importante, gracias a la ENT por su trabajo, dedicación y permitir que tanta gente lleve a cabo un sueño, gracias a todos los compañeros/as de profesión que siguen en la brecha, con los que además de oficio comparto penas y alegrías, gracias a todos los amantes del teatro que dedican su tiempo y su ilusión a subirse a un escenario y jugar a ser otros/as, y sobre todo gracias al público que nos aplaude o nos critica, pero acude a vernos y permite que el hecho teatral siga existiendo.
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