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El rosco

Su nombre completo, como sabemos, es rosco de Reyes, aún cuando algunos lo denominan roscón y los reposteros los elaboran con sumo celo, dado que además de ser un negocio redondo, es en el único dulce que se permiten gastarnos una broma, al introducir un objeto en los mismos, que por lo general suele ser un haba, y al que le toca es condición de que ha de pagar el rosco. Se cree que de ahí ha de venir lo de tonto del haba, y que con el paso del tiempo se expresa en forma de contracción como tontolaba.

Es curioso lo arraigado que tenemos a los Reyes Magos, ya que nadie ha podido con ellos, ni Papa Noél, ni mamá tampoco, ni Santa Claus, y ni tan siquiera el Olentzero, y es que a pesar de girar todo hacia el Oriente, los Magos lo hacen en dirección contraria hacia Occidente.

Hubo un tiempo en que se trató de bromear con ellos, diciendo que eran cuatro, intercalando las letras del de color, y expresándolo como Basaltar y dejando como cuarto rey a Secayó, pero como broma que era duró poco tiempo, y se determinó que los Reyes Magos eran solo tres.

Si lo más bello de la vida es la ilusión, pocas son equiparables a la que de niños sentimos con los Reyes Magos, al tiempo que no hay mayor decepción que cuando descubrimos que eran nuestros padres, sin darnos cuenta de que ellos eran los auténticos magos, por la magia que la vida les obligó a hacer para sacarnos adelante, en tiempos donde más de uno se quedaba sin comer un rosco.