Tierra Estella, así, sin de, parece que el nombre Estella es aquí un adjetivo más que un nombre y que significa mucho más que la ciudad. La verdad es que los pueblos de la Merindad tienen a Estella como algo suyo, sobre todo los jueves de Mercado, son días de compras, de reuniones de amigos, de comer juntos gorrín, y no hace mucho, hasta de concertar matrimonios.
Ya desde el XII, el Códice Calixtino dice que "Estella tiene buen pan, excelente vino y también carne y pescado, está abastecida de todo tipo de bienes". Los peregrinos se aprovisionaban al llegar a la ciudad. Varios reyes navarros se interesaron por la ciudad y su mercado durante siglos. Recuerdo aquí un hecho de finales del siglo XIII. En 1274 muere el último rey navarro de la casa de Champagne, Enrique I El Gordo; su único hijo varón, Teobaldo, fallece en Estella al caer, siendo muy niño, del Castillo Mayor, es enterrado Teobaldico en el convento de San Francisco de Estella. Fue reina de Navarra su hermana Juana, que se casa con Felipe el Hermoso de Francia y gobiernan el Reino de Navarra desde París, por medio de gobernadores que no satisfacen a los navarros. En 1296 ordena la reina Juana I a su gobernador en Navarra que se mantenga en Estella el derecho de palmadas. Un ministro de la villa recorría diariamente en el Mercado Viejo, los puestos de los vendedores de trigo, cebada, avena y de todo tipo de grano que se vendiese, percibiendo legalmente el grano que él pudiese sacar del almudejo o del saco en la palma de la mano; sólo los miércoles desde el mediodía y los jueves durante todo el día, quedaba suspenso ese derecho de la ciudad.
Los de Estella han sido y son unos buenos comerciantes. Da pena que parece que el Mercado de los jueves vaya a menos. Dicen que faltan aparcaderos, yo en mis años mozos aparcaba mi burro a pensión completa, en un gran corral que había junto al Ega a la entrada de Estella cuando iba desde Dicastillo.