Gracias por levantarme de la cama con tanto cuidado. Con el cuidado que necesitas para evitar pegarme en las esquinas de camino al baño.

Gracias por sentarme para darme el desayuno y poder sentir ese cariño cada vez que me das una cucharada.

Gracias por bañarme y secarme con tanta delicadeza y minuciosidad y por darme por todo el cuerpo ese aceite maravilloso que me deja la piel tan hidratada.

Gracias por ponerme ese vestido o pantalón, ese niqui o camisa, por peinarme, afeitarme... por dejarme tan arreglado/a.

Gracias por colocarme un cojín encima de mi asiento tan duro y en el que paso tantas horas.

Gracias por moverme un poco y así sentir que mi trasero existe.

Gracias por poner tanto entusiasmo en que dé unos pasos, en levantarme e intentar que gatee para que mi cuerpo no se muera.

Gracias por reclinar mi silla de ruedas y permitir que mi espalda respire de nuevo.

Gracias por llevarme a lugares que yo no puedo llegar, lugares que me sacan de esta sala que me conozco de memoria y que me aburre tanto que me duermo, sin poder evitarlo.

Gracias por darme agua o zumo de vez en cuando para no secarme.

Gracias por tener en cuenta mis dificultades para tragar y mis riesgos de aspirar todo tipo de alimentos y/o líquido, siguiendo todos y cada uno de los cuidados que preciso.

Gracias por sacarme para poder sentir el aire o el sol sobre mi cuerpo.

Gracias por liberarme de ropa o abrigarme cuando ves que el tiempo lo pide.

Gracias por colocarme la servilleta o ese gran babero para que no me manche, y también por quitármelo cuando he acabado de comer o de tomar ese zumo tan rico.

Gracias por acostarme con la misma delicadeza que me levantaste.

Gracias por vigilarme durante la noche y así sentirme seguro/a.

Gracias por seguir con los cuidados durante la noche con tanto sigilo para no despertarme.

Me es imposible darte las gracias pero alguien te las da por mí. Por favor, no dejes de cuidarme, allá donde estés. En el Centro Valle Roncal o Centro las Hayas, te necesito. Gracias. Personalmente me quito el sombrero con todos ellos, por su profesionalidad, no solo por la cantidad de cuidados que prestan sino por la calidad de los mismos.