Arabia Saudita y la monarquía española
Hace unos años el periodista Jaime Peñafiel indicó que, gracias a sus relaciones personales con las monarquías de Oriente Medio, el rey Juan Carlos I había asegurado el suministro de petróleo a España y que, debido a ello, recibía una pequeña comisión por cada barril que se importaba. Lo comentó como si fuera algo totalmente normal y lícito.
Roberto Centeno, catedrático de Economía y consejero delegado de Campsa en esa época, ha denunciado este mismo asunto en los medios de comunicación. También hace referencia a las comisiones por la importación de petróleo Santiago Cervera, antiguo diputado del Partido Popular, en un artículo de opinión publicado el día 3 de enero.
Es sabido que durante el reinado de Juan Carlos I la monarquía española mantuvo una especial relación con la de Arabia Saudita. De hecho, el rey Fahd les regaló el yate Fortuna el año 1979. Cuando falleció este monarca saudí, fue declarado en España un día de luto oficial (Boletín Oficial del Estado de 2 de agosto de 2005), debido “a los profundos vínculos históricos de amistad y solidaridad existentes entre las casas reales”. Esto ocasionó alguna protesta, ya que Arabia Saudita era una monarquía absoluta, una dictadura. Pero la mayoría de los medios de comunicación lo silenciaron.
Ese cobro de comisiones, si fuera cierto, constituiría un hecho gravísimo. Pero los rumores son recurrentes desde hace años. El proceso recuerda a la célebre alusión realizada en 2005 por Pasqual Maragall en el Parlamento de Cataluña respecto al 3% de Convergència i Unió. Desgraciadamente, ha tenido que pasar demasiado tiempo para que los tribunales comenzaran a investigar ese caso de presunta corrupción. Una imputación tan grave y que afecta a la Jefatura del Estado debería ser objeto de un desmentido tajante y detallado, que explicara a la vez, de forma convincente, el incremento que ha tenido Juan Carlos I en su patrimonio. En caso contrario, tendría que iniciarse una investigación.