en España, como en otros muchos países, el alcohol siempre ha estado presente en nuestro régimen alimenticio, ya sea con el vino o con la cada vez más consumida cerveza. Actualmente, en nuestro país, el consumo de bebidas alcohólicas está girando continuamente entorno a la polémica, no por sus perjudiciales y conocidas consecuencias para la salud, sino por su descontrolado consumo en menores de edad. Somos una nación con más de medio millón de menores que consume alcohol, pero no de los que beben una copa en una ocasión puntual y con permiso de sus tutores, medio millón de borrachos. Niños y adolescentes de entre 13 y 17 años que deberían estar estudiando para prepararse y aspirar alto en su futuro, han sustituido su vasito de leche por la noche por un buen cubata de ron con coca cola, o como a ellos les gusta presumir: “Ron-cola”. Les parece que cuanto más extravagante es el nombre, más populares son.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el consumo nocivo y peligroso de alcohol son factores de riesgo tanto de ser víctimas como de ser perpetradores de actos de violencia juvenil, es decir, el alcohol los deja inhibidos y, como resultado, estos pueden realizar actos vandálicos o estos actos recaer sobre ellos; con las consecuencias que les pueden traer, tanto físicas o económicas, aunque estas últimas no les afectan demasiado, ya que generalmente son cubiertas por sus tutores.
Por otro lado, hay que decir que el Ministerio de Sanidad va a implantar en breves una nueva ley que tiene como primera norma la prohibición absoluta del consumo y venta de bebidas alcohólicas a menores de edad en todo el Estado, aunque haya consentimiento de padres o tutores. En el caso de que los establecimientos no cumplan esta ley, se prevén multas ejemplarizantes de entre 300 y 600.000 euros para quien incite a beber, venda o promocione bebidas alcohólicas para niños y adolescentes y de hasta 4.000 euros a quien les proporcione alcohol. Esperemos que con esta ley el control sea más exhaustivo y exitoso, puesto que la imagen de España está siendo manchada a escala mundial.
Es deplorable que el consumo de alcohol en menores españoles sea tan elevado, aunque también es de preocupar que España duplique la tasa de consumo de alcohol mundial con 11,2 litros por persona, ya que, si los mayores no sirven como ejemplo a los pequeños, esto nunca se acabará, ya que se verá con normalidad el hecho de que beber entra dentro de lo habitual cuando debería ser algo excepcional. Por si no fuera poco, hay que recalcar que las terribles consecuencias de los botellones por parte de los menores, no son pagadas por ellos, sino que son indemnizadas por los que, generalmente, buscan la seguridad de su persona, que son sus tutores legales. Esto tiene que llegar a su fin, pero todos tenemos que ayudar para que este se acerque.