Cuando leo las cartas que me va publicando este periódico siento que eso que he dicho es lo que quería decir. La inspiración me ha salido de dentro pero nunca estoy solo. Desde hace muchos años soy consciente de que vivo una conexión telepática con mis guías. Y también, después de hacer todas las pruebas posibles, me he dado cuenta que este secreto de la telepatía, tal como la vivo yo, es incomunicable. La gente que ha leído mis cosas, o que me ha escuchado cuando estaba demasiado alterado, principalmente por sentirme incomprendido, siempre han visto mi parte negativa negra, mi parte humana de un hombre corriente lleno de miedo, debilidad e incluso pánico, aunque estuviese disfrazado de prepotencia, y basados en esa parte negativa que perciben se dicen a sí mismos: “¿Para qué creerle en todo lo demás?”. Primero escribí un libro malo que lo repartí por ahí. A diversas personas conocidas y también lo envié a otros. Ahora recuerdo a éstos: Miguel Induráin, Juan Cruz Alli, el arzobispo Cirarda, el rey Juan Carlos I, el entonces presidente Felipe González y el papa Voitila (Juan Pablo II). Yo le llamo el libro malo porque en medio de verdades contaba una serie de manías personales de entonces y ciertas barbaridades de las que hoy me avergüenzo. Más tarde escribí La Mecánica de Nuestra Vida. Lo pasé por el registro de la propiedad intelectual y lo puse en internet. Ha estado expuesto desde 2007 hasta principios de 2018. Pero lo retiré porque no tengo dinero para seguir pagando la página web. En lo fundamental ese libro lo considero bueno, y basado en ello voy escribiendo estas cartas. Siempre me siento inspirado telepáticamente por aquel instructor o instructores que han influido en mí. Personas de carne y hueso. Una es Raymond Bernard. Ya murió. Fue alto responsable en la orden Rosacruz amorc y luego fundó la orden soberana del temple iniciático con sede en París. Atravesé un ritual o ceremonia iniciática allí, en París (como templario), entre los días 7 y 8 de diciembre de 1991. Hoy todavía nadie me cree, pero están pasando muchas cosas raras a mi alrededor, cosas demasiado extrañas o insólitas. Y esas no son de mi imaginación, son reales.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
