Otra brutal agresión contra una compañera del centro San José nos recuerda que el personal cuidador sigue expuesto a situaciones insoportables de violencia física, cuando su trabajo debería ser el asistir y educar a adultos con discapacidad intelectual.
Volvemos a recordar que este centro no está adaptado para atender a personas con otros perfiles, que exigen otros medios y una atención profesional especializada. Volvemos a recordar que el carísimo sistema domótico que se implantó en este centro desde que fue construido, hace once años, no ha dejado de dar problemas, esta vez con resultados trágicos. Y por supuesto, volvemos a comprobar que tanto la dirección de la Agencia Navarra para la Autonomía y Desarrollo de las Personas como la dirección del centro San José no saben o no pueden asumir una estrategia eficaz en prevención de riesgos laborales, incluso si una oleada de agresiones en los últimos meses les demuestra que hay mucho por remediar. Quizá creyeron que ofertarnos unos cuantos cursos bastaría para que asumiéramos riesgos y funciones que no nos corresponden, o simplemente confiaron en que no pasara nada y el tiempo normalizara lo que es intolerable. ¿Cuál será la próxima excusa? ¿Con qué nueva ocurrencia van a calmar los ánimos de una plantilla indignada?
Ahora ya saben, otra vez, que el tiempo no soluciona la falta de planificación y la temeridad con que actúan. Sólo por esto ya es más que evidente que este centro necesita otra dirección.