Estamos atrapados en una locura sin remedio aparente. Yo he visto campos enteros de naranjas por el suelo, porque es más rentable no recogerlas para los productores, mientras en el mundo de los empobrecidos mueren de hambre y de sed millones de niños y personas. Yo he visto enseñar a niños y niñas antes de nacer que Dios, Yahvé, Alá es un Padre infinito y amoroso; y la mayores matanzas en la historia han sido y son entre los que dicen creer en ellos, en su nombre: la excusa para conquistar. Yo he visto cómo el intelecto, el alma, o como se le quiera llamar, crece hasta tomar un color glorioso en la vejez, mientras el cuerpo se va quedando chuchurrido hasta la muerte; entonces el alma se deshincha y los dos desaparecen. Parece un cuento de hadas macabro, pero así es la vida.