El tema de este año del Día Mundial del Medio Ambiente 2019 (5 de junio) fue la contaminación del aire; una llamada a la acción para combatir un grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Nueve de cada diez personas en el planeta están expuestas a niveles de contaminación que superan los niveles de seguridad señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las causas de dicha contaminación son: los usos domésticos, el transporte, la industria, los desperdicios y la agricultura.

Berta Cáceres fue la voz del encuentro mundial de los movimientos populares en el Vaticano, cuando el papa Francisco pronunció el famoso discurso de las tres T: Tierra, Techo y Trabajo, ya defendidos anteriormente por otra activista estadounidense de los derechos humanos, Dorothy, Day fallecida en 1980. Escribió La larga soledad, su autobiografía, donde se ven sus esfuerzos denodados por lograr un mundo más equilibrado entre pobres y ricos. Cáceres, hondureña, conocida como la Nobel Verde por el premio medioambiental Goldman, máximo reconocimiento mundial para activistas del medio ambiente, de 43 años, fue asesinada en la madrugada del 3 de marzo de 2016 por un grupo de matones que se presentó en su casa a media noche. ¿Motivo?: denunciar la invasión del río Blanco en Honduras para construir una represa y defender a los pueblos indígenas lencas de su fuente de recursos de ese río. Así, logró que la compañía china Sinohydro retirara su participación en dicho proyecto. Los ríos frecuentemente son desviados y dejan de pertenecer a las comunidades; la contaminación o deforestación de estas zonas por empresas eliminan también la flora y fauna de estas tierras. Para Berta y su pueblo indígena el desvío del río significaba la muerte para las comunidades, además de un ataque espiritual a ellas, a que los ríos son vitales en sus comunidades. Pero era una voz crítica y molesta ante los depredadores del medio ambiente y su derecho a vivir con sus fuentes de energía defendiendo su hábitat y sus fuentes de subsistencia.

En esta línea de concienciar sobre el cuidado del medioambiente, la Iglesia católica ha dado un paso importante al convocar un Sínodo sobre la Amazonía, que se celebrará del 6 al 27 de octubre de 2019 en el Vaticano, titulado Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral, en el que solo participarán obispos de los países amazónicos: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Venezuela y la Guayana Francesa, en total 102. Un decidido paso adelante que debiera ser un precedente para muchos gobernantes de países que se resisten a incluir y respetar en sus campañas algo tan necesario y evidente como cuidar el planeta en lugar de buscar otros beneficios cortoplacistas, hipotecando el futuro de mayorías olvidadas y privadas de sus derechos elementales. La voz de los jóvenes también se ha empezado a oír, como la de Greta Thunberg, la adolescente sueca de 15 años que en Katowice (Polonia) dijo ante la Cumbre de la ONU sobre el cambio climático: “Nuestra biosfera está siendo sacrificada para que los ricos de países como el mío puedan vivir lujosamente; pero el sufrimiento de muchos está pagando los lujos de unos pocos”.

Voces variadas que se unen en lo esencial: defender y cuidar la casa común, patrimonio de todos y de las generaciones futuras. La voz de los sin voz sigue resonando en las conciencias de los sin tierra, sin trabajo y sin techo porque otros se los arrebatan.