Siempre hemos hablado de los cinco sentidos que tenemos, y pocas veces del más importante, cual es el sentido común. Será recordado por haber sabido cultivar consignas tan valiosas como, por ejemplo: no gastes más de lo que ganas. El sentido común perdió el deseo de vivir cuando los diez mandamientos se convirtieron en material risible. Para el sentido común fue un duro golpe que uno no pueda defenderse de un ladrón en su propia casa, pero que el ladrón pueda demandarnos por agresión. Para el sentido común fue un duro golpe al enterarnos de que un político de relieve, de una comunidad muy conflictiva, se nos dijo había amasado una fortuna de unos 300 millones de euros, así como de otros, también de guante blanco, que habían quedado impunes. Organizar una cumbre al nivel del mar, como la recientemente celebrada, que tantos trastornos ha originado, parece falta de sentido común. Fueron pocos los que acudieron al funeral del sentido común, porque pocos se enteraron que se había ido.