Estos días volvemos a encontrarnos con un problema que, sin ser nuevo, no deja de ser cuando menos preocupante para nuestra salud. En el pasado también ocurrió con el problema de las vacas locas, gripe aviar, etcétera.

La naturaleza lanza mensajes que no queremos ver. Pero tampoco nos interesa escuchar recomendaciones científicas por parte de algunas instituciones como es el caso reciente de la FAO, perteneciente a las Naciones Unidas, que al margen de la publicación de los últimos informes, lleva años aconsejando sobre una reducción notable en la cantidad de carne que consumimos en vista del preocupante estado de nuestro medio ambiente y sus consecuencias relacionadas con el cambio climático actual. Cabe reseñar la preocupante huella sobre la salud de nuestro planeta que deja día tras día la industria del ganado, especialmente la que se centra en la ganadería intensiva.

La arrogancia e ignorancia sobre ciertos temas suele ser lo que no nos permite ver más allá de nuestra propia zona de confort. Casi a diario asistimos perplejos a la apertura de nuevos macromataderos dentro y fuera del Estado español. Cercano a la localidad de Caparroso se encuentra la mayor granja estatal destinada a la producción de leche para el consumo humano, algo que en sí mismo ya chirría por los innumerables problemas de salud humana que este consumo genera. Dicha explotación alberga más de 5.500 vacas, así como una cantidad importante de terneros, que en el mejor de los casos sobreviven con una alimentación deficiente en nutrientes dentro de pequeños habitáculos que apenas les permiten moverse.

Otro ejemplo muy gráfico sobre esto lo tenemos a las afueras del término de Binéfar, Huesca, donde se acaba de construir el segundo mayor matadero de nuestro continente dedicado al ganado porcino, lo que supondrá en breves meses la matanza de hasta 32.000 animales al día, animal, recordemos, con una inteligencia comprobada equivalente a un ser humano de unos 3 o 4 años.

Problemas para nuestra salud lo vienen acreditando numerosos informes que hacen referencia a enfermedades del tipo cardiovascular, renales, diabetes, algunos tipos de cánceres, por no hablar del enorme gasto para el Estado en salud pública con relación a todo este exceso.