Como una aventurera de la vida que soy, cogí mi mochila y me adentré en el mundo del coronavirus. Quién me iba a decir que llegaría a estar ahí, que viviría esta experiencia e incluso que esto existía. Algo tan desconocido e incierto pero muy real, para nada un mundo de la fantasía, eso me habría gustado.Visité los diferentes poblados llamados grupos de WhatsApp. En ellos me encontré de todo, desde la alegría, el humor y las risas hasta los nervios, angustias y lloros. Me gustaba la unión que se percibía en muchos poblados, en otros se percibía el juicio, la agresividad, pero muy entendible desde el lado llamado miedo.La educación que nos han dado los más pequeños de la casa, pues por su inocencia o por su buena adaptación han sido y son los más valientes. La angustia e incertidumbre en las personas dedicadas a la sanidad que son las que nos han demostrado y se han enfrentado a la realidad con su valía y sus hechos. Ellos deberían estar dentro de una jerarquía los primeros, y a ellos sí honrar, obedecer y escuchar. No cómo lo que tenemos que hacer desde otros puntos de vista donde no lo demuestran. Noticias que gustaran o no ahí estaban, que dolían, indignaban, entristecían. Ver ancianos que se sentían pendientes de un hilo, nunca mejor dicho, un número según su edad.Fui a poblados que veía desde una ventana en la que solo veía una calle en la que pasaba un coche de vez en cuando o que salía gente a sus ventanas a aplaudir o en algún caso para abuchear. Pocos trabajadores pero muy grandes los llamados de primera necesidad. ¿Y yo qué hacía? Pues confinada. Mirar, ver, observar, sentir, sobre todo sentir. Me ha hecho reflexionar, conocerme y valorar lo más cercano que tengo, viviendo desde la tranquilidad, el amor y la paz.Otras veces acabo agotada y así fue y es mi viaje. Cansada de todo esto me dormí para despertar en un mundo diferente que a todos nos había cambiado.Este viaje, aventura, experiencia, nos ha enseñado a ser felices, optimistas y vivir la vida. Nos hemos dado cuenta que lo importante es la vida, y lo bonito es valorarla y vivirla. Como dice en su canción Dani Martín, que recomiendo escuchen, Qué bonita la vida.Tan bonita es que a veces se despista y yo me dejo ser y tan bonita es. Es vida lo que me das, tu caminar, que lucha, que sueña, que vuelve a dar.Demos contenido a nuestra vida, no la podemos comprar pero sí vivir y disfrutar. Ánimo desde mi corazón para todos.