Hay quien dice que está hasta las narices, por no decir otra cosa, en lo relativo al confinamiento que todas las sociedades del mundo entero estamos teniendo para parar al tan temido coronavirus, protagonista éste de millares y millares de muertos y muchos miles de contagiados, de los que ya se han curado otros tantos sin garantía de tener los anticuerpos suficientes para ser inmunes indefinidamente, lo cual nos da a entender que pueden tener el riesgo de volver a contagiar a quienes no se comporten y guarden el metro y medio mínimo de distancia.De todo lo que las autoridades nos dicen en los medios, tenemos que tener la clara convicción de tener que seguir la normativa vigente y obedecer a pies juntillas todo lo que en ella se especifica en cuanto a medidas preventivas en bien de toda la sociedad.Lo más preocupante es la realidad de un reducido colectivo de la ciudadanía que incumple conscientemente el estar confinado en su lugar de origen, eludiendo los controles e ir a su segunda residencia, sin respetar la salud de quienes allí viven permanentemente, y ello les provocan multas y alguna detención por poner en peligro un posible rebrote de la pandemia.No es ninguna broma lo del COVID-19, y los hay que aún no se lo creen o están trompas de sus funestas consecuencias, y por ello las autoridades nos piden que denunciemos a quienes se pasan a la torera la sanidad pública.Una cosa sí es muy cierta, y es que el coronavirus (COVID-19) trata a todos por igual y sería muy peculiar el pensar que, a ciencia cierta, es un virus comunista.