La proverbial superficialidad del pueblo de EEUU tiene su origen en un extraño complejo de superioridad. Han pasado de ser los adalides de la libertad, al apoyar la lucha contra el fascismo y nazismo en el siglo XX, a degenerar votando a un presidente que se ha convertido en peligro para la humanidad. Piensa que la solución de los problemas sociales se logran con la fuerza. Lo grave es que actuando como un orate su popularidad crece y parece que va a lograr la reelección en noviembre. A esa visión tan simplista de la vida le corresponde su sistema policial, pues parece que los agentes se reclutan entre colectivos tarados mentalmente. Alguien pensaría que es ficción, pero hay imágenes que lo acreditan y que ha sucedido en Minneapolis. Se trata de una operación protagonizada por unos policías que participan con naturalidad en un episodio en el que el agente Derek Chauvin presiona con la rodilla sobre el cuello de un negro en el suelo. El contenido del video es dantesco: se oyen los estertores de George Floyd suplicando “I can´t breathe” durante nueve largos minutos. Mientras, aparecen los demás miembros del escuadrón policial departiendo con pasmosa naturalidad. Finalmente Floyd muere asfixiado. La historia subsiguiente ya pertenece al género de la tradicional lucha por la libertad de los negros que tiene otros conductos de relato. Pero después de varios días de reivindicaciones masivas de justicia por la población que protesta y las fuerzas policiales y la guardia nacional que se aplica con saña a machacarla, se producen espectáculos inesperados que tendrán que tener su explicación, pues en varias ciudades los escuadrones represores se han unido a los manifestantes y de rodillas han suplicado perdón desafiando las órdenes de los mandos. Cabría esperar si será la oportunidad de estimular a la Policía Nacional, Ertzaintza y Guardia Civil para que se disculpen por sus violentas razzias que tanto dolor y rechazo causan a la ciudadanía. Si lo han hecho agentes policiales tradicionalmente asilvestrados como los de USA, ¿por qué no confiar que nuestras FSE les imiten teniendo en cuenta su profesionalidad?