El tiempo huye. Dos de cada tres partes de nuestro vivir cotidiano lo pasamos durmiendo y trabajando. La otra parte que nos queda, estamos con la familia el 80% y con el resto en divertimento; eso si no hay una guerra declarada y te mandan a morir con metralla o una hermosa crisis a causa de una pandemia y en las vacaciones ya no pagadas te encierran en tu cuarto y te dejan la comida en la puerta de la habitación como un apestado piojoso. Alegría, alegría, alegría. No es broma; ponte a pensarlo fríamente y es así.Salvo que seas músico, artista o te dediques a estudiar el universo, que para eso vas a necesitar un esfuerzo brutal y cruel para prepararte, la vida que te espera es difícil e incierta. Por lo tanto, hemos llegado a la conclusión de que el amor y la poesía es la única solución. Lo que ocurre es que mientras no llegue el robot activado para todo por la inteligencia artificial tienes que ser un pobre diablo que trabaja o que estudia, que duerme, que alimenta a la familia o que está en el paro, porque ya has cumplido 45 años y tu empresa se ha marchado a otro lugar donde a los obreros les pagan menos y entonces descubres que la luz, los colores, el viento, el agua y la sed nos acompañan a todas horas y estamos vivos, pero poco más.