Estimé en el mes de junio que la no promoción de mi hijo en 2º de Bachiller era atribuible a la situación de pandemia que estamos sufriendo y pedí a la Inspección de Educación que se tuviesen en cuenta estas circunstancias en la evaluación. Todo esto guiada por los continuos titulares por los que se decía que las dificultades de la pandemia no influirían en ningún caso en la promoción de los alumnos.Ante mi reclamación, la Inspección educativa me respondió que la Orden Foral 57/2020 del 18 de junio, por la que se adoptaban medidas excepcionales de promoción, no es aplicable para Bachiller y que, por tanto, siguiendo los criterios de evaluación acostumbrados, los alumnos tienen que aprobar todas las asignaturas para promocionar, independientemente de las circunstancias.Intercedo al Defensor del Pueblo ante esta respuesta y éste apoya mi queja con argumentos que demuestran que la influencia del covid tiene que reflejarse en la evaluación en todas las etapas educativas.Ahora el consejero de Educación responde al Defensor del Pueblo que, estudiada la reclamación por el Servicio de Inspección, concluye que se han realizado modificaciones de los criterios de evaluación ante la situación de excepcionalidad derivada del covid, en abierta y flagrante contradicción con su primera explicación que he expuesto al principio.Todo esto envuelto en una parafernalia de leyes y burocracia por las que el Defensor del Pueblo dice que no puede hacer nada más, que me queda la opción de los tribunales. Por supuesto pasada la mitad del curso, para cuando haya llegado una respuesta, mi hijo ya habrá acabado la carrera. Todo esto que he explicado someramente, ha llevado medio curso para obtener una respuesta y, por tanto, nos han convencido por aburrimiento, por pensar que "ya les vale" pero se te queda una sensación de impotencia y rabia ante una situación tan falta de sentido común, de falta de ética en la respuesta, que no puedo dejar de compartirlo con los lectores.