El martes, 26 de enero, falleció Blanca, mi esposa. Quiero dejar constancia del buen hacer y, sobre todo, de la extraordinaria humanidad que, durante meses, ha demostrado el equipo de médicos, enfermeras y auxiliares de Oncología de la Clínica Universidad de Navarra. A Blanca le fue detectado un cáncer en abril de 2020 y, desde entonces, en las continuas visitas a las plantas sexta y octava, las atenciones por parte del citado personal sanitario fueron constantes y generosas. El amargo sabor de la muerte quedó difuminado -en parte- por la luminosa presencia de estos ángeles. Siempre estaré en deuda con ellos. Atentamente.