No conocíamos esta figura hasta que recientemente enfermamos a causa del dichoso covid. Es un servicio que consiste en atención en el domicilio desde el hospital. Además, un teléfono de atención desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche, incluso los fines de semana.Todos los días han venido al domicilio médica y enfermera y nos han atendido al teléfono cuantas veces hemos necesitado. Estamos muy agradecidos por este servicio. Nos hemos visto atendidos, arropados, acompañados en todo momento. El trato ha sido cercano, amable, profesional por supuesto. Cuando una enfermedad así viene a visitarnos, se agradece enormemente esta confianza en los profesionales. Todas las preguntas que supimos hacer fueron satisfechas lo mismo en directo que por teléfono. Hay un detalle que quiero remarcar por lo sorprendente que me parecía: la calma. Se notaba en todos los profesionales una dedicación sin prisa que nos ayudaba muchísimo. Cuando estamos enfermos somos vulnerables y nuestras facultades se ven disminuidas. Nos costaba, a veces, comunicar nuestras dudas, se nos olvidaba qué queríamos y nunca observamos un gesto de impaciencia. Aquello de visita de médico es ya pasado. Lo mismo que todo lo demás que rodea a este acto. Yo recuerdo que mi madre guardaba unas toallas blancas impolutas por si había que llamar al médico. Estas pobres se cambiaban fuera de casa en el descansillo junto al ascensor. Agachadas con las cajas de material en el suelo. Realmente aquella concepción que yo tenía de la visita del médico ha cambiado del todo. Ahora son más mujeres que hombres, por lo tanto tendría que decir visita de médica. Todo lo que antes era clasismo hoy es cercanía. Se agradece enormemente. Y para que conste os escribimos esta nota desde nuestro mayor agradecimiento.