l pasado 20 de enero Joe Biden se convirtió en el cuadragésimosexto presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, no ocupa el mismo lugar entre los que han fijado su residencia en la Casa Blanca. George Washington, el primero de ellos, ordenó construirla, pero no llegó a habitarla. No obstante, ninguno de los mandatarios hubiera podido alojarse en ella sin el papel relevante de un navarro, Pedro Casenave, que tuvo el honor de iniciar las obras al poner la primera piedra en 1792.

Pedro Casenave, tal vez nacido en 1766, y de cuya infancia solo se conoce que era el decimotercer hijo de un abogado y comerciante navarra, probablemente de Iparralde, debió llegar a los Estados Unidos sobre 1785 de la mano de su tío Juan de Miralles, una excelente referencia al otro lado del Atlántico ya que era íntimo amigo de George Washington. Miralles, que había hecho dinero como negrero, se afincó en Filadelfia para dedicarse a importar todo tipo de artículos desde La Habana. Tan intenso llegó a ser el afecto entre Washington y Miralles que éste falleció en la Mansión Ford, la residencia particular del futuro primer presidente.

Pronto Casenave, o Casaneva, Cazenave, Casanova, Casanueva o Etxeberria, estableció su primer negocio en Georgetown, la actual Washington DC: un almacén en el que distribuía jamón y aceite importados desde España, además de unos prodigiosos polvos para el pelo. Tras progresar vertiginosamente, fomentó un salón de baile nocturno para caballeros que no disponen de tiempo durante el día, para después convertirse en un próspero vendedor de terrenos. Convertido en masón, fue elegido como el quinto alcalde de Georgetown y Gran Maestro de la logia 9 de Maryland.

Ocupando los cargos más importantes de la ciudad, solo Casenave podía ser designado para colocar la primera piedra de la Casa Blanca, la futura residencia presidencial. El proyecto, un edificio de estilo neoclásico que había sido ideado por el propio George Washington, fue encomendado al arquitecto de origen irlandés James Hoban. El 12 de octubre de 1792, coincidiendo con el tercer centenario del descubrimiento de América, se inició la construcción cuando Pedro Casenave colocó la losa angular de la obra. Pese a que las crónicas hablan de un ambiente festivo, de fanfarrias y de una muchedumbre congregada, lo cierto es que Georgetown era una localidad muy pequeña, por lo que el grupo de ciudadanos congregados debió de ser muy escaso. La función de colocación de la piedra viene de la Biblia, en la que se repite en varias ocasiones que "la piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido. He aquí que pongo por fundamento una piedra probada, angular, preciosa. El que crea en ella no será perturbado". Curiosamente, tras las muchas reformas que la Casa Blanca ha sufrido, actualmente se desconoce el paradero de su primera piedra.

Únicamente la City Gazette de Charleston se hizo eco de la noticia más de un mes después, al publicar el 15 de noviembre de 1792 un corto en el que se señalaba que "el sábado fue colocada la primera piedra en la esquina suroeste de la casa del presidente, en la ciudad de Washington, por los masones libres de Georgetown. La ceremonia fue oficiada por el hermano Casenave, Gran Maestro de la logia, que pronunció una oración preparada para la ocasión".

Ocho años más tarde, el 1 de noviembre de 1800, el segundo presidente de los EEUU, John Adams, se convirtió en el primer inquilino de la Casa Blanca rogando "al cielo que otorgue la mejor de las bendiciones a esta casa y a todo el que en adelante la habite, que solo hombres honrados y sabios gobiernen bajo este techo". Es de esperar que Joe Biden haya hecho suyo el consejo. Además, con su elección, Biden ha logrado acercar las figuras del primer y del último ocupante de la Casa Blanca, John Adams y Donald Trump: ambos pertenecen al club de los cuatro años, en el que solo figuran los 10 gobernantes que han fracasado en las urnas al no ser reelegidos.

Pedro Casenave falleció en 1796, posiblemente con treinta años de edad. Nunca se ha encontrado su tumba, pero cada vez que el 1600 de la avenida Pennsylvania de Washington sea protagonista de cualquier acto, debemos sentirnos orgullosos de que la Casa Blanca tiene ascendencia navarra.