l pasado 31 de marzo volvimos a celebrar el Día Internacional de la Visibilidad Trans, en el que cada año se pone de manifiesto la existencia de las identidades trans, queriendo así sensibilizar a la sociedad de la discriminación que sufren estas personas en todo el mundo. Es un día para la lucha contra la discriminación en materia social, de acceso a la vivienda y al mercado laboral, además de reivindicar el derecho a la autodeterminación, el pleno acceso a la educación de las niñas y niños trans y la atención sanitaria. En especial se pone el foco en la despatologización de las identidades trans.

La realidad diaria de las personas trans está sometida a todo tipo de discriminaciones: El 77% de las mujeres trans ha sufrido discriminación a la hora de buscar empleo, muchas de las cuales se ven obligadas a ejercer la prostitución, los delitos por orientación sexual o identidad de género son la tercera causa de delitos de odio, la peor parte del acoso escolar lo sufren las personas trans, aunque hay algún dato positivo como el que en 2018 la OMS publicó como el que habían descendido el índice de suicidios hasta el 50% a nivel mundial.

Las personas trans, y especialmente las mujeres trans, son vulnerables ante el sistema patriarcal que atenta sistemáticamente contra sus derechos humanos, por lo que cualquier posicionamiento político a este respecto habrá que tenerlo en cuenta y así se recogió en la Ley Foral 8/2017, de 19 de junio, para la Igualdad Social de las Personas LGTBI+ que tiene como objetivo desarrollar y garantizar los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales y evitar a estas personas situaciones de discriminación y violencia, para asegurar que en Navarra se pueda vivir la diversidad sexual y afectiva en plena libertad.

Navarra no ha sido el único territorio que ha aprobado una ley propia, han sido varias comunidades y ahora, de la mano de diferentes colectivos, personas expertas y organismos, se está trabajando con un borrador de la ley estatal para la igualdad de las personas trans que fija la despatologización de la transexualidad, en línea con la OMS, y garantiza protección y derechos específicos a toda aquella persona “cuya identidad de género no se corresponde con el sexo asignado al nacer”. Además, se pretende establecer un marco legal adecuado para la prevención, eliminación y reparación de todas las formas de discriminación por razón de identidad de género, expresión de género, características sexuales u orientación sexual.

Una ley que va a suponer un salto cualitativo en el recorrido hacia la igualdad y la justicia social de las personas LGTBI, protección a la infancia LGTBI, fomentando la protección de las y los menores que vivan en el seno de una familia LGTBI y también protegiendo de una manera especial los derechos de las personas menores intersexuales y trans. Incluye medidas en el ámbito educativo, como la inclusión en el currículo básico del conocimiento y respeto a la diversidad sexual, de género y familiar. Y en el laboral, con la prohibición de todo tipo de discriminaciones por este motivo. Así como en el sanitario, con la inclusión en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud de atención sanitaria específica a las personas trans.

Desde Podemos-Ahal Dugu ya sabemos de la transfobia que se ha fraguado en en los últimos tiempos. Por eso entendemos que se debe dar la protección necesaria a todas las personas LGTBI, por lo que defendemos una ley LGTBI, una ley trans, y una ley de violencias sexuales entre otras muchas más. La igualdad no consiste en legislar para todos y todas igual, sino en garantizar la protección específica que requiere cada parte en función de la opresión que sufre, teniendo en cuenta otras identidades de género o identidades sexuales, porque no se trata de desarticular el sujeto del feminismo, ni renunciar a que sean las propias mujeres las que lo conformen, sino a poner en valor y dar el protagonismo que se merece a la diversidad de las mujeres que lo componen. Así, entendemos que las mujeres y niñas, incluyendo a las mujeres y niñas trans, son el sujeto político del feminismo por lo que las posiciones que se empeñan en expulsar a las mujeres trans del feminismo son transmisóginas ya que estas posturas no tienen lugar en ningún movimiento que aspire a la emancipación.

Tal y como las mujeres trans defienden, una visión biologicista del ser mujer supone el reduccionismo y la marginación de las mujeres y niñas trans, sin tener en cuenta su cosmovisión, sus emociones, su idiosincrasia, sus capacidades espirituales y sus historias. Para todas ellas, para todas nosotras, el feminismo debe ser una permanente denuncia ante la obligada igualdad hartamente dañada y menoscabada por el cis-hetero-patriarcado.

Firman esta carta: Ainhoa Aznárez Igarza, parlamentaria de Podemos Ahal Dugu; Alizia Izal Elorz, militante de Podemos Ahal Dugu; y Jolie Moyo Kambungu, concejala de Podemos Egüés