O por lo menos no lo hace cuando pasea. También puede ser que no pasee y por tanto no tiene necesidad de mear en los escasos baños públicos de nuestra ciudad. O quizá, como decían nuestros mayores, "¿es que mea colonia y alguno se la recoge?". Sin embargo, muchos de sus votantes, además de otros entre los que me encuentro, sí lo hacemos. Muchos y muchas, con problemas de incontinencia tan habituales a cierta edad, utilizamos los wáteres públicos continuamente y con urgencia. Sin embargo, usted quiere hacerlos desaparecer y echar a la calle a las heroicas trabajadoras del sector. Este neoliberalismo tan en boga en su mundo o la obsesión por adelgazar el gasto público a costa de lo que sea nos hará salir de casa sondados o nos multará si meamos aunque sea en un apartado jardín. En definitiva nos condenará a confinarnos por siempre al lado de un baño privado. ¿Qué mal le hacen los baños públicos? ¿Qué negocio se trae entre manos para sustituir estos wáteres? ¿Acaso es que como en el cierre o sustitución del Servicio de Atención Domiciliaria las trabajadoras son mujeres? Visto el sesgo municipal de los últimos tiempos, he sacado una conclusión preocupante: si Maya no mea, Esporrín tampoco. ¿Por qué no nos dejan mear tranquilos?