eo, en un medio informativo, las quejas de vecinos y comerciantes de las calles de la Rochapea, que están actualmente en obras. Y no es la primera vez. Las indica como "trabajos de renovación de redes de abastecimiento" (aunque también son de saneamiento) de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona. Dada mi experiencia de 34 años en el ámbito del agua creo que tengo el suficiente bagaje técnico como para poder indicar algo al respecto.

Normalmente, muchas de las obras urbanas que acometen las empresas de Servicios vienen de la mano de necesidades de reurbanizaciones/mejoras promovidas por los ayuntamientos, que agrupan la renovación de servicios, con el respectivo reparto de costes, cuando estos se encuentran en situaciones que pueden entenderse precarias por aquellas.

Toda obra de calle en la que interviene una demolición y excavación genera un proceso que altera la convivencia de los vecinos y el desarrollo de la actividad comercial (restricciones de pasos/accesos y plazas de aparcamiento, alteraciones de tráfico, maquinarias, herramientas y camiones en movimiento -con toda la generación de CO2 correspondiente-, ruido, polvo, generación de residuos a retirar, incorporación de materiales -áridos de relleno, pavimentaciones, etcetera-, cortes de agua para ensamblar los circuitos de mantenimiento del suministro para las edificaciones -que pueden agravarse con nuevos cortes intempestivos por roturas derivadas del proceso de obra-, etcétera.). Por tanto, una obra es siempre molesta, pero tiene el fin indispensable de crear una mejor situación de la zona.

Dados los inconvenientes para la vecindad/comercios, la obra debe seguir unas pautas que eliminen al máximo los inconvenientes. No solo a través de un proyecto meditado y la organización precisa de fases que eviten repercusiones innecesarias. Como parte fundamental está el reducir el tiempo de obra sin mermar su calidad final, que llevará a la reducción directa de los inconvenientes. Reducción de tiempos de obra más necesaria, si cabe, cuando se trata de renovaciones de redes de servicio, dadas sus mayores profundidades de actuación. Muy factible de conseguir a través del estudio y ejecución de las obras mediante procesos de sustitución y/o rehabilitación con las denominadas Tecnologías Sin Zanja. Reducen el tiempo de obra de forma drástica, así como la generación de demoliciones/excavaciones con sus correspondientes residuos (en más de un 90%) y todos los inconvenientes comentados antes. En definitiva, aportan unas ventajas sociales, de seguridad y medioambientales (al margen de las más que importantes reducciones de costes económicos para una calidad final incuestionable) que una empresa de Servicios no puede obviar, pues sus valores están plenamente ligados al Servicio al Cliente y a la preservación del medio ambiente en todo su espectro. Tecnologías tan amplias y demostradas a nivel nacional, europeo y mundial -desde hace más de 50 años- que se hace incomprensible se sigan obviando en nuestro ámbito geográfico, manteniendo criterios técnicos de zanja abierta para toda obra.

Lo he expresado tantas veces internamente, con todo tipo de datos y planteamientos (no crea nadie que aprovecho para decirlo una vez no estoy en la empresa), tropezando siempre con la sinrazón técnica (no recibir contraste de planteamientos técnicos avalados) que me solivianta el seguir viendo cómo no se plantean las obras bajo el prisma inicial de aplicación de esas tecnologías, dejando las zanjas abiertas sólo para donde tenga que ser necesario.

¿Quién puede poner coto a estas situaciones? Los propios ayuntamientos (anuencia política), con sus Servicios Técnicos de Urbanismo a la cabeza, que marquen los criterios obligatorios (objetivos) a seguir para que se concedan las licencias de obra. No veo otra salida.

El autor es extrabajador de SCPSA (MCP)