Del mismo modo que hace unas semanas quise llamar la atención sobre lo que a mi entender fue una gestión nefasta en lo concerniente al llenado y desembalse del pantano de Eugui durante la riada del 10 de diciembre, quiero en esta ocasión hacer lo mismo pero al contrario. Me refiero a que en la nueva y última riada del 10 de enero (la segunda en solo un mes) tanto la gestión de desembalse como de llenado de Eugui antes, durante y después de los momentos más críticos de la avenida se ajustaron de modo casi perfecto a lo que las poblaciones de las orillas del Arga y Ulzama requerían.Hoy en día cualquiera puede disponer de información detallada y puntual respecto a los caudales y niveles hidrológicos de los principales ríos y pantanos. Por eso, y por la constatación de que el resultado fue el mejor posible, considero que esta vez sí puedo y debo alabar la gestión del embalse de Eugui.Y es que puedo decir que desde las 6.00 del sábado 8 hasta las 00.00 del jueves 13, la sincronización entre los caudales del desembalse de Eugui, los del Ulzama y las previsiones meteorológicas han sido lo que las circunstancias, junto con la lógica más elemental, indican como lo más adecuado para evitar o disminuir los daños por inundación de los ríos Arga y Ulzama.Resumen de esta actuación es el que un día y medio antes de la riada se comenzó el desembalse de 1,1 Hm³ de Eugui en previsión de la que se venía encima, de modo que aunque el inicio de las precipitaciones pillaron al embalse lleno al 74% de su capacidad, aún en esas condiciones pudo salvarse la situación porque hubo margen de acogida en el pantano para los importantes caudales que le llegaron sin apenas necesidad de desembalsarlos al Arga. Gracias a eso, cuando mayor era el caudal del Ulzama, Eugui pudo reducir al mínimo su aportación al río absorbiendo los más de 3.700 millones de litros que, de no ser así, hubiesen formado parte de la riada en el momento más inoportuno. Lógicamente, una vez comenzado el descenso del caudal del Ulzama, Eugui aumentó su desembalse llegando a los 41 m³/seg. que mantuvo hasta el mediodía del miércoles 12. Sirve de ejemplo a lo que digo que en el momento más crucial de la riada en Villava, cuando el Ulzama marcaba en Olave su cota máxima de 144 m³/seg., Eugui redujo su aportación a solo 2’7 m³/seg., lo cual permitió que en la desembocadura no se produjera la obstrucción que en diciembre pasado el Arga ejerció sobre el Ultzama, haciendo que el nivel de este mantuviera su cota máxima en Villava durante 11 eternas horas, multiplicando los daños de manera importantísima.Ha quedado demostrado que si se quiere que Eugui sirva también para contener las riadas inmediatas en la comarca de Pamplona y así evitar males mayores, es hasta final de la primavera cuando su llenado máximo debería estar más cerca del 60% que del 80% en el que se encuentra cuando escribo. Es la experiencia, y cualquier algoritmo que contuviera los datos más importantes lo refrendaría, la que nos dice que sin aviso previo y claro este clima que nos está tocando vivir en cualquier momento puede montarnos otra de órdago a la grande; así que mejor no confiarse. ¿Habremos aprendido? Ojalá.