Ahora que ya empieza a oler a primavera, me apetece llamar a mis amigos de la palabra y del verso. Federico, que está siempre colgado de una flor o del filo de un cuchillo, me dice: "La niebla se sostiene y la niebla es simplemente el cansancio de la nieve". Y Neruda susurra: "Que para que tú me oigas mis palabras se adelgazan a veces como las huellas de las gaviotas en la playas". Y mi pastor favorito, Miguel Hernández, me dice: "Ríete tanto que mi alma al oírte bata el espacio". Entre los tulipanes y el azul lapislázuri aparece mi amigo Omar con su Rubaiyat: "Amor, toma la copa y la jarra; ve junto al arroyo y goza". Voy a quedarme un rato con estos amigos, porque es gente con la que me siento bien.