En enero de 2011 (1-11) el Colectivo de afectados por bajeras de ocio de La Milagrosa iniciaba su andadura con una recogida de firmas en protesta por unos violentos incidentes en bajeras que luego descubrimos serían habituales. El lenguaje de entonces era "broncas, suciedad y ruido" y un encogimiento de hombros social entre los que no sufrían una bajera debajo. Once años después se trabaja con conceptos como "zonas acústicamente saturadas y actividades productoras de ruido", se organizan debates sobre bajeras de jóvenes y problemas de convivencia y hasta se regulan las horas de carga y descarga y los ruidos de vehículos a motor. Y nadie le discute a la Organización Mundial de la Salud que el ruido es un elemento tan contaminante para la vida como el uso incontrolado de plásticos. Entre medio quedan noches agónicas sin dormir, el decibelio como arma homicida, los pies pegados en la mugre de las aceras, broncas mil, difamación en redes, depresiones y llamadas a la policía que no sabía cómo tratar un fenómeno nuevo. El fenómeno social de las bajeras de ocio sólo puede entenderse en un contexto de crisis global como la bancaria de 2010, el hundimiento del pequeño comercio y una relajación de horarios y costumbres de un ocio social que ya no distinguía entre el día y la noche. Y unos propietarios que alquilaban bajeras a clientes juveniles poco exigentes y que pagaban en vivo y en directo un dinero escasamente controlado. Nosotros apostamos desde el principio por la normativa de locales de ocio. Pudo haber soluciones jurídicas a particulares, pero el fenómeno se extendía ya a toda la geografía foral y comunidades limítrofes y exigía una solución global más allá del juicio particular y los tribunales. Así hasta el 2017 y la publicación de la Normativa de Locales de Ocio, eficaz desde el primer momento: horario, insonorización, aforo: una buena herramienta en la que la policía, ahora sí, podía apoyarse en sus operativos. Pionera en su día, aún sirve de modelo para normativas de otros foros y otras localidades. Nosotros la hicimos llegar a la "Réseau de Vivre la Ville", organización de ciudades europeas contra el ocio nocturno que intentan que su ciudad no se convierta en una terraza gigante y eterna. Desde luego, se siguen produciendo incidentes y, amén de las bajeras, se les suma las fiestas en pisos de estudiantes, botellones varios y, claro está, el ocio peculiar del Casco Viejo que desborda todas las ordenanzas, como una y otra vez nos recuerda la Asociación Convivir en lo Viejo, pero en cuanto a bajeras, la normativa encauzó y atajó la cuestión en un alto porcentaje, hasta el punto de que este colectivo asume una especie de stand by, un segundo plano aunque sigamos recogiendo datos, denuncias y comunicaciones en el blog. Para el 27 de abril, último miércoles del mes, la Sociedad Española de Acústica -SEA- propone el lema: "La ecuación es simple: Más ruido, menos salud", y quiere centrar su actividad en campañas de concienciación sobre el ruido para centros escolares. Nosotros, como el pasado año, recomendamos que a las 12 del miércoles, cada uno en su ambiente: domicilio, trabajo, colegios... desconecte aparatos y guarde 60 segundos de silencio, como contraste y avanzadilla de un mundo sin ruido.

Colectivo de Afectados por bajeras de ocio de la Milagrosa