Es admirable que se promueva la conciencia ambiental entre los jóvenes y los más pequeños, pero considero que no es suficiente con quedarnos en meras palabras y teoría. Es imprescindible que estas charlas vayan acompañadas de acciones concretas y prácticas, que permitan a los estudiantes llevar a la práctica lo aprendido. No podemos conformarnos con que la educación medioambiental se quede en el aula, es necesario que se traduzca en acciones tangibles que contribuyan a la protección y conservación de nuestro entorno.

Por ello, propongo que las charlas sobre medio ambiente en los colegios se complementen con actividades prácticas. Por ejemplo, podríamos establecer un programa en el cual cada colegio dedique unas horas al mes para realizar actividades, como recogida de plásticos, limpieza de espacios naturales o plantación de árboles. De esta manera, los estudiantes podrán vivir en primera persona la importancia de cuidar nuestro entorno y entenderán que sus acciones tienen un impacto directo en el medio ambiente.

Es responsabilidad de las instituciones educativas y de las autoridades promover este tipo de iniciativas y garantizar que se lleven a cabo de manera efectiva. No podemos conformarnos con charlas aisladas, debemos fomentar una cultura activa de cuidado del medio ambiente desde temprana edad.