Trabajo en una clínica psiquiátrica de la comarca de Pamplona y este 28M dediqué mi jornada laboral a acompañar a las personas usuarias de ésta a que ejercieran su derecho a voto. Es un hecho que a todos nos hacía gran ilusión ya que muchas de estas personas no habían votado desde hace años o incluso nunca, pues hasta finales de 2018, con la modificación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral que reconoce el voto a las personas con diversidad funcional, no tenían derecho de sufragio.

En nuestro centro, con varias semanas de antelación, distintos colaboradores del equipo asistencial que trabaja para estas personas trabajamos junto a ellas para preparar este día tan importante en el que iban a poder saborear el sentimiento de pertenencia a la comunidad que a diario intentamos conseguir.

Leímos programas, conocimos a los candidatos y candidatas, debatimos entre todos y algunos prepararon sus votos. Unas semanas de trabajo, preparación y concienciación en las que participaron todas estas personas olvidando por un tiempo los tormentos que la enfermedad mental les puede llegar a causar.

Llegó el domingo y los nervios eran palpables desde primera hora. Todos estábamos impacientes por echar la papeleta. También algunos trabajadores que no habían votado nunca.

Varios colaboradores (terapeutas ocupacionales y auxiliares de clínica) acudimos por turnos con diferentes grupos de usuarios y usuarias al colegio electoral. Usamos diferentes métodos para que ellas eligieran su propio voto cuidando su privacidad en la elección en la medida de lo posible. Vivimos momentos muy enriquecedores y nuestros usuarios tuvieron la oportunidad de hablar con los apoderados de diferentes partidos y con gran cantidad de vecinos que, al igual que ellos, venían a ejercer su derecho.

Hubo muchas risas fruto del poco corte que algunos usuarios tienen a la hora de opinar, todo ello desde un ambiente de respeto e inclusión por parte de la mayoría de vecinos del barrio.

Hablo de la mayoría ya que por desgracia tuvimos que vivir una situación cuanto menos incómoda por parte de una vecina intolerante y una miembro de la mesa que quiero creer que fue inducida por dicha vecina a “llamarnos la atención”.

La vecina entró en el lugar donde había varias mesas y en repetidas ocasiones nos preguntó, cito textualmente ¿cómo es posible que este tipo de gente pueda votar?

Las personas que estábamos acompañando le respondimos que tienen el mismo derecho que ella y que por favor nos dejara tranquilos.

Una persona que estaba en la mesa en la que esta mujer había votado, y que había visto todo lo ocurrido, se acercó a los profesionales que estábamos como responsables cuestionando nuevamente la capacidad de decisión de nuestras personas usuarias y la profesionalidad de los trabajadores que estábamos junto a ellas. Nos tocó mantener la calma e invitarla a preguntárselo directamente a las personas usuarias que también estaban escuchando la conversación. Como era de esperar, no se dirigió a nadie más.

Seguidamente nos fuimos todos con la cabeza bien alta y con la satisfacción de haber podido participar de nuevo o por primera vez en unas elecciones.

No hace falta decir que hay que visibilizar estas cosas si queremos cambiar la mirada y la desinformación que todavía una parte de la sociedad tiene hacia las personas con diversidades funcionales. Simplemente quería compartir algo que tanto para trabajadores como para usuarios de nuestro centro es primordial. Seguiremos luchando y trabajando por derrotar al maldito estigma que aún queda en el mundo.