En la Semana Europea de la movilidad sostenible, como usuario de la bicicleta como medio de desplazamiento por Pamplona, quiero expresar mi disconformidad con la directriz que indica que en las calles con límite de velocidad a 30 km/h las bicicletas deben circular por el centro de la calzada.

Cuando vi que personas que raramente utilizan la bicicleta para desplazarse adoptaban esta medida pensé que era un error que pone en riesgo a los usuarios que quieran aplicarla.

El pasado domingo 17 de septiembre a las 10.45 horas circulaba por mi derecha a la altura de Telefónica, frente a la plaza de toros, tras ser rebasado por un autobús urbano de 18 metros, me desplacé un poco a la izquierda para esquivar unos cristales que había en el suelo junto a los contenedores de basura, y el conductor de un Volkswagen blanco al adelantarme me lanzó unos improperios alegando “a ver si vas a ir por el medio”.

Resulta, amable conductor gritante, que 20 metros más atrás una señal vertical y otras dos señales pintadas en la calzada indican que es una calle de velocidad limitada a 30, es decir, si quiero, y así lo indica la normativa, puedo circular por el centro de la calzada.

Esta es la razón por la que no comparto esta norma, porque ni va acompañada de una debida publicidad de que existe, ni de medidas disuasorias (radares, marcas viales, por ejemplo).

Determinar que las bicicletas ocupen el centro de la calzada debe ser la conclusión de un largo proceso de cambio en la movilidad urbana cuyos primeros pasos apenas se han empezado a dar y de forma poco planificada.

Curiosamente, al rebasar los contenedores junto a Telefónica aparece por arte de magia un carril bici que termina a 50 metros en el semáforo de peatones que cruza de la avenida de Roncesvalles a la plaza de toros, que alguien me explique con qué fin gastó el Ayuntamiento de Pamplona dinero en crear un carril que no conduce a ningún lugar.

Ahora leo que el carril bici de Beloso hacia Burlada (que ahora discurre por la acera para molestia de peatones) va a costar 500.000 € y supone la tala de 400 árboles.

Por favor, ¡no lo hagan!.