Nunca me había detenido a pensar que el espacio urbano pudiera estar diseñado desde una perspectiva de género. Y la realidad es que el diseño de un municipio nunca es neutral y, en la mayoría de los casos, ha sido diseñado desde un único punto de vista, el masculino. En numerosas ocasiones, las mujeres hemos sentido inquietud al caminar solas por una calle poco iluminada o al esperar el autobús en una parada demasiado desprotegida.

Que solo se hayan tenido en cuenta las necesidades de una parte de la población es un escenario que debemos cambiar si queremos resolver la sensación de inseguridad que afecta al colectivo femenino en estas situaciones. Es por eso que encuentro necesario y urgente que, desde los gobiernos de cada ayuntamiento, se impulse la elaboración de planes de urbanismo con visión de género, para promover un espacio público más seguro y acogedor para todos.