Replicación
Casualmente, estos días en los que las crónicas que llegan de Gaza nos hielan el corazón, estoy apagando la luz de la mesilla cada noche, con una novela que se desarrolla alrededor de uno de los más espeluznantes episodios de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de la redada de judíos que se produjo en París en julio de 1942. Con la colaboración directa del Gobierno francés de Vichy, los nazis capturaron a unos 13.000 judíos residentes en la capital francesa, de los que 4.000 eran niños de dos años en adelante y casi 6.000, mujeres. Tras hacinarlos durante varios días en inmundas condiciones en el Velódromo de Invierno de la ciudad, fueron enviados a campos de concentración franceses y más tarde a campos de exterminio, como el de Auschwitz. Todo ello, no sin antes separar bruscamente a los niños de sus progenitores. Muy pocas de esas personas regresaron con vida de aquel infierno.
Hoy, la crueldad nazi de entonces tiene su replicación en las criminales acciones que los descendientes de aquellas víctimas dirigen sobre la población gazatí más vulnerable: niños, mujeres, enfermos. Con el pretexto de luchar contra el terrorismo, los israelíes emulan a quienes fueron sus verdugos, especialmente cuando se ensañan con los más débiles e indefensos. A día de hoy, según la ONU, medio millón de gazatíes se enfrentan al hambre y unos 25.000 han fallecido: el 80% mujeres y niños. Es una maldad sin límites, no por carecer de legitimidad para defenderse del terror causado por Hamás, sino por hacerlo de la forma más vil y cobarde. Entretanto, la Comunidad Internacional con sus tímidas reacciones sólo provoca el desencanto general, a la vez que refuerza su complicidad en este nuevo holocausto. La Historia juzgará y, lamentablemente, también se repetirá.