Nos llamamos Iván A. (39) y Christian W. (43) y vivimos en Estella-Lizarra. El pasado miércoles, 7 de febrero a primera hora de la mañana colisionamos frontalmente contra el haya que tú habías serrado y que estaba cortando la carretera NA-120 cerca del puerto de Lizarraga en ambos sentidos. La noticia se publicó bajo el titular Sabotaje en el puerto de Lizarraga. Todavía era de noche cuando Iván y yo pasamos por este punto, tu obstáculo se encontraba a la salida de una curva y no lo habías señalizado. Iván, quien regresaba del trabajo, fue el primero en estrellarse contra el haya. Tenía un seguro a terceros y su coche ha sido declarado siniestro total. Pocos minutos después choqué yo contra el haya en el otro sentido. Me dirigía a mi puesto de trabajo en Arbizu. Mi coche también ha sido declarado siniestro total y también yo tenía un seguro a terceros por lo que nadie se va a hacer cargo de los daños personales y materiales que ambos hemos sufrido.

Ha pasado una semana desde que ocurrieron los hechos. Una semana de muchas preguntas y pocas respuestas. Una semana de mucho dolor, miedo, angustia, impotencia y preocupación. La nuestra propia, la de nuestras familias y amigos, la de nuestros compañeros de trabajo, la de nuestros hijos... Ésta es la parte del daño emocional, la que no se puede reparar, la que nadie te puede devolver y, sobre todo, la que no se ve. Es la parte invisible y ninguneada del daño cuando en los medios se habla de “heridos leves” o “sin daños personales”. Ahí se quedará para nosotros este dolor porque la cruda realidad es que uno no se queda igual a como estaba antes de algo así. “Pudo ser peor”, suele decir la gente. “Menos mal que tú estás bien." Y te quedas pensando: Pero quién ha dicho que estamos bien después de este accidente?! Estamos bien jodidos, amigo, porque nos hemos convertido en víctimas de tus actos inconscientes. Podemos contarlo de puro milagro, porque si alguna de las ramas de esa haya que serraste con tu motosierra llega a apuntar hacia la cabina del vehículo, ya no estaríamos aquí para escribirte esta carta.

Desconocemos la motivación que hubo detrás de este acto que llevaste a cabo, pero queremos creer que tu intención no fue hacerle daño a nadie. Es probable que seas una persona normal y corriente como Iván y yo, alguien que tenga familia, que trabaje duro para pagar sus facturas, sacar a su familia adelante, quede con los colegas para echar un pote... No lo sabemos pero nos imaginamos que no serás muy distinto a nosotros. No querías causarle daño a nadie pero la realidad es que sí lo has hecho. Actuaste con total negligencia cortando una haya usándola a modo de obstáculo para cortar una carretera sin iluminación artificial y en una zona sin ningún tipo de cobertura telefónica. Y ni siquiera señalizaste el obstáculo para que se viera. A consecuencia de tus actos Iván y yo hemos sufrido lesiones, nos hemos quedado sin coche y sin nadie que se vaya a hacer cargo del daño causado.

Todos somos humanos y cometemos errores. Se te fue de las manos el asunto, amigo, y dudamos que duermas tranquilo sabiendo las consecuencias que han tenido tus actos. A esto se le llama conciencia y lo mejor que puedes hacer es dar un paso al frente y asumir tu responsabilidad. También puedes decidir no hacerlo pero entonces vas a tener que vivir con ello el resto de tu vida porque la culpa la llevarás contigo.

Pero éste es tu dilema. Ivan y yo confiamos en que los hechos se esclarecerán porque creemos en la condición humana, en el efecto de la presión social y en la solidaridad de la comunidad rural. No actuaste solo y ya sabes cómo funcionan estas cosas. La gente de tu entorno empezará a hablar, se irán filtrando detalles y tarde o temprano se sabrá que fuiste tú.

Por lo tanto, aprovecha ahora la oportunidad y sal de esto como una persona honrada y valiente. Por ti mismo y por nosotros.

Un saludo.