Vivir con amor, envejecer con dignidad
Las tardes de domingo en casa de los abuelos, jugando y durmiendo la siesta después de la comida familiar; las historias y anécdotas que empiezan con un “pues en mis tiempos” , “cuando tu padre era pequeño” ; el volver a casa por Navidad y que te estén esperando con tu comida favorita y con la propina para que “salgas por ahí a divertirte”. ¿Qué haríamos sin estos recuerdos?
Aunque la inversión de la pirámide poblacional suele verse de manera negativa, tiene también algunos aspectos positivos. ¿Por qué deberíamos considerar negativo el poder disfrutar más años de la compañía de nuestros abuelos?
Es cierto que el aumento de la población anciana impacta en el sistema de salud, ya que requieren más atención y cuidados que otros grupos. Además, se ha impuesto un estigma que estereotipa a los ancianos como personas tristes e inactivas, incapaces de congeniar con los jóvenes. Incluso en el ámbito sanitario, se suele pensar que trabajar en geriatría o en una residencia es aburrido. Nada más lejos de la realidad. Como joven de 21 años y estudiante de Enfermería me gustaría recalcar que este también era mi pensamiento, hasta que tuve la oportunidad de rotar por una residencia. Al ver lo agradecidos que son, la vitalidad que tienen, y lo bien que congeniamos, cambió mi mentalidad. Ahora soy más consciente de que los ancianos han sido relegados a un segundo plano en nuestra sociedad. Abundan las campañas para prevenir enfermedades como el cáncer o la ELA, pero son pocas actividades promueven un envejecimiento activo o destacan la importancia de cuidar a las personas mayores.
Con esta carta no pretendo cambiar el mundo, ni convencer a los estudiantes de enfermería a decantarse por la geriatría. Mi propósito es simplemente, aprovechando que el 1 de octubre fue el Día Internacional de las Personas Mayores, invitar a quienes lean esto a valorar más a nuestros mayores y descubrir todo lo que nos dieron, nos dan y nos podrán seguir dando si estamos junto a ellos. Mis abuelos, los vuestros, todos los ancianos trabajaron y lucharon por dejarnos un mundo mejor. Ellos merecen más reconocimiento y agradecimiento ya que nada de lo que hoy tenemos sería lo mismo sin ellos, sin su esfuerzo, dedicación y ganas de hacer el mundo un poco mejor.
Estudiante de Enfermería de la Universidad de Navarra