Recientemente, concejales del Partido Socialista del Ayuntamiento han declarado que “la movilidad de Pamplona pone en el centro al peatón”.

Esto no es cierto, pues tal como se está gestionando, quienes están en el centro son las bicicletas y los patinetes, que circulan con total impunidad, incumpliendo todas las normas y ordenanzas existentes, ante el total desinterés de quien tiene la obligación de hacerlas cumplir, y causando a los tan manidos peatones un peligro muy superior al de los coches. Cuando uno camina por la acera o sale confiado de un portal o comercio, sabe que por la acera no va a aparecer un coche o una motocicleta, pero sí puede ser atropellado por bicicletas o patinetes, estos últimos a velocidades elevadas y sin el más mínimo cuidado, muchas veces con dos personas, o con bultos colgando del manillar, amén de sin luces por la noche, circunstancias todas ellas prohibidas y peligrosas.

Esta situación, demasiado tolerada, resulta peligrosa, como digo, para los peatones, pero también incómoda.

Igualmente incómodo resulta circular en coche o en bus urbano por la ingente cantidad de obstáculos colocados en la calzada, lomos de asno, cojines berlineses, pasos de peatones elevados, bandas de goma agresivas... que la mayoría de las veces son innecesarias si el diseño de la calle es inteligente, tal como se está haciendo correctamente con estrechamientos de calzada, ampliación de aceras en los pasos de peatones, etcétera.

Muchos de estos obstáculos pueden y deben suprimirse, especialmente los existentes en vías troncales y en todas las utilizadas por el transporte público.

Sobran, por citar algunos casos, en Fuente del Hierro, Av. de Barañáin, accesos a Landaben y carretera de Orcoyen (recientemente puestos en San Jorge), calle Monjardín (que podría ser una buena alternativa para descongestionar Baja Navarra si no los tuviera), la Ronda de Azpilagaña y calle Pablo Antoñana, la calle Cataluña, etcétera. Sugiero a los citados concejales que se den una vuelta por el ensanche de Bilbao: no hay tales obstáculos, pero sí se ha implantado la zona de bajas emisiones.

Si se quiere potenciar el transporte público, que ahora resulta lento, hay que retirar obstáculos e incluso suprimir aparcamientos, como se va a hacer en Abejeras, y no como se hace en Iturrama, priorizando un boulevard que no es tal, cuando el verdadero boulevard es la calle Iturrama.

En cuanto a carriles-bici, parece que por fin se hacen de mejor manera, pero falta poner la señal triangular de peligro en los pasos de peatones con paso de bicicletas anexo que indica Paso de bicicletas y que no existe en la mayoría, para que el conductor sepa que además de peatones cruzan bicis.

Para terminar, volviendo a los patinetes y bicicletas, estos días de obras en la calle Abejeras, al cerrarse el carril-bici, estos están circulando impunemente  por la estrecha acera sin que haya aparecido un solo agente para evitarlo. Debería hacérseles saber que, si el carril-bici y la calzada están inutilizados, por la acera deben ir a pie. Sin excusas.