Hace ya 10 años que conocí a una persona que decidió emprender un camino hacia Australia para explorar el mundo, encontrar oportunidades, aprender el idioma y, lo más importante, salir de su zona de confort. Desde entonces, ha crecido notablemente el número de conocidos que han decidido seguir el mismo camino. Pero hay una cosa en común entre todas estas personas que se han aventurado a este viaje: terminan trabajando en puestos dedicados al sector terciario, como hoteles y restaurantes, o en el sector de la construcción.
Lo curioso es que, en la mayoría de los casos, estas personas no querían dedicarse en su propio país a trabajos que no estuvieran relacionados con aquello para lo que se habían formado. Sim embargo, luego escuchas que vivir en el centro de las grandes ciudades españolas es imposible debido a los altos precios y que no hay empleos bien renumerados. Aun así, estos jóvenes están dispuestos a irse al otro lado del mundo para trabajar en lo que antes rechazaban y en ciudades donde ni siquiera dominan el idioma. ¿Es esta de verdad la fuga de talento joven que asola España?