Me sale del corazón escribirte esta cartica a modo de agradecimiento por tu amistad y por tu vida y como sencilla pero afectuosa despedida en el momento que partes de entre nosotros a la luz eterna en el cielo. Así lo espero por la fe.

He elegido este título porque éste era el saludo que siempre te dedicaba con mi voz grave y en tono solemne, siempre que nos encontrábamos por las calles de nuestra Vieja Iruña: “Viguiristi, tú eres Pamplona”; a lo que tú me respondías imitándome en la voz: “Asier, y tú eres la Txantrea”. Era un piropo compartido para declarar nuestro amor por nuestras raíces y nuestra querida ciudad.

Foto de familia en el homenaje de la Comparsa de gigantes del Casco Viejo a Jesús Viguiristi en 2019 Unai Beroiz

Cuando le he comunicado la noticia de tu fallecimiento a mi padre y amigo de vuestra familia, Joaquín El Cafeteras, ha exclamado triste, compungido y melancólico: “se van los buenos de Pamplona. Qué triste se está quedando la ciudad”.

En estos momentos me sumo a este lamento. Os estáis yendo muchas generaciones a las que os debemos todo lo que somos y tenemos en el ajuar de nuestras fiestas, tradiciones y costumbres. ¿Sabremos llegar al listón tan alto que habéis dejado?

Jesus Mª Viguiristi Artozki

Jesus Mª Viguiristi Artozki

Es en estos momentos de tristeza cuando levantamos los ojos al cielo al igual que los Gigantes y contemplamos la constelación de estrellas pamplonesas que desde el firmamento seguís irradiando luz para nuestro caminar. Desde ahora hay una nueva estrella de nombre Bigui que luce cariñosamente, alegre y pizpireta con sonido a gaita y diana mañanera.

Qué recuerdos de las canciones que cantábamos en los almuerzos sanfermineros en el comedor de la castiza taberna La Oreja en la avenida Jarauta y en otras ocasiones festivas.

Sueño que en el cielo ya te habrás sentado a comer con San Saturnino, San Fermín y San Francisco Xabier y el Aingeru de Aralar os ha subido pulpo y orejicas del bar. Igual hasta montáis una comparsa de gigantes, kilikis y cabezudos en la gloria. Guárdame el puesto de cabezudo para cuando ya también tenga que subir si Dios quiere. Se estarán partiendo de risa con tus chascarrillos sobre Pamplona.

Viguiristi, betiko Argia, descansa en paz. Gracias por tu vida. Eskerrik asko.