Disonancia
Si fuera profesor de psicología y tuviera que explicar al alumnado el concepto de disonancia cognitiva, llevaría al aula a Santiago Abascal. El líder de Vox se encuentra en una encrucijada. Su confesa admiración hacia el nuevo presidente estadounidense colisiona con su incondicional amor a España. Su sistema de ideas y emociones no está en armonía con su conducta y discurso. Este fenómeno, acuñado con el término de disonancia cognitiva, fue descrito por el psicólogo Leon Festinger a mitades del siglo XX, quien la definió como “un estado de tensión desagradable debido a la presencia simultánea de dos cogniciones psicológicamente inconsistentes”.
Desde el campo de la psicología se ofrecen estrategias y recursos para superar este tipo de contradicciones; sin embargo, mucho me temo que Abascal no los necesita, pues la culpa de ello es del maligno Sánchez, el cual ha reprochado en varias ocasiones al vasco por su dureza con el débil y su sumisión y obediencia con el poderoso. Pronto veremos al de Vox aplaudir a los mandamases americanos por sus desprecios y humillaciones a España, mostrando al mismo tiempo en su muñeca la rojigualda.
Todo indica que el patriotismo del de Amurrio responde a una idiosincrasia muy sui géneris, al consistir más en alinearse con los caciquiles oligarcas mundiales que en defender los intereses patrios.