Día Internacional de la Atención Primaria
El 12 de abril es el Día Internacional de la Atención Primaria. Como profesionales de esta especialidad, tenemos motivos suficientes para presumir de ella.
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¿Saben cuántas especialidades médicas pueden presumir de poseer evidencias, es decir, pruebas científicas fehacientes, de reducir la mortalidad general de población (que es como decir que consigue que la población se muera más tarde, que evite muertes prematuras)?
Pues muy pocas. Y ninguna con evidencias tan robustas como la Atención Primaria. Ello es debido a algunas de sus cualidades; por ejemplo, la longitudinalidad (mantener el mismo médico de familia durante muchos años) que puede llegar a causar un 25% menos de mortalidad, un 28% menos de hospitalizaciones y un 30% menos del uso de urgencias. El conocimiento recíproco de la persona y de su profesional sanitario de referencia, mantenido a lo largo de los años, forja una relación de confianza. El profesional conoce a la persona, conoce su pasado, su historia, sus relaciones, su familia, en muchas ocasiones su hogar, sus valores, sus ideas políticas, sus expectativas y sus demandas de salud. Y la persona conoce a su profesional. Esto permite tomar decisiones consensuadas, ajustadas a todo lo anterior, muchas veces más allá de guías de práctica clínica y protocolos y que consiguen muy buenos resultados en salud.
Y creo que es el desarrollo de esa relación, el crecimiento en el conocimiento mutuo, lo que más satisfacciones da al profesional de Atención Primaria, más allá de los resultados en salud, que también son en gran parte consecuencia de esa relación.
Y estas relaciones que se establecen con la comunidad hacen que el profesional sea considerado una parte importante de dicha comunidad y su opinión sea considerada cuando se traten de temas relacionados con la salud, aunque sea tangencialmente (ocio, cultura, etcétera).
Claro que nos enfrentamos a grandes problemas. Es difícil acceder a nosotros, tenemos problemas con nuestras agendas; no tenemos suficientes citas. Faltan profesionales de medicina, enfermería, admisión y de trabajo social en los centros de salud. La demanda de atención sanitaria crece exponencialmente, la salud se ha convertido en un bien de mercado, necesitamos sanitarios para todo. La población es cada vez más longeva, más mayor, con más patología. Las guías de práctica clínica cada vez exigen más actividades y procesos. La longitudinalidad se ve amenazada ya que el propio sistema la dificulta promocionando traslados, adscripciones, acoplamientos, comisiones… en vez de fomentarla e incentivarla.
Pese a todo lo anterior, la Atención Primaria no goza de un buen prestigio profesional, debido al desconocimiento fruto de su poca presencia en la universidad y de sus duras condiciones laborales. Si queremos ser atractivos para los estudiantes de medicina y residentes, debemos mejorar dichas condiciones.
Y necesitamos recursos. Recursos que precisa todo el Sistema Sanitario Público de Salud pero principalmente la Atención Primaria, clásicamente infrapresupuestada en relación a la Atención Hospitalaria. El Gobierno debe hacer un esfuerzo, no es suficiente mantener el gasto social mientras se aumenta el de defensa. El Sistema Sanitario Público precisa de un incremento presupuestario si quiere detenerse su degradación frente al crecimiento de la sanidad privada.
Pese a todo, la grandeza de la Atención Primaria sigue siendo evidente: su gran campo competencial, ideal para cualquier profesional al que le atraiga la clínica; su humanismo y calidad científico-técnica; el poder disfrutar de los lazos que se establecen con las personas y la comunidad; la calidad de la mayoría de sus profesionales y sus resultados en la salud de la población así lo atestiguan.
*Firman este artículo: Iván Vergara (Centro de Salud de Lodosa), Alberto Istúriz (Centro de Salud de Iturrama), Mari Jose Dronda (Centro de Salud de La Milagrosa), Carol Ortigosa (Centro de Salud de Allo), Victoria Güeto (Centro de Salud de Mendillorri), Marcos Lama (Centro de Salud de Isaba), Charo Orzanco (Centro de Salud de Burlada), Amaia Erramuzpe (Centro de Salud de Altsasu), Eduardo Ripalda (Centro de Salud de Olite) y Fernando Merino (Centro de Salud de Tudela Este)